c̶h̶a̶n̶g̶b̶i̶n

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Cómo todos los días tras el almuerzo en la cafetería de la enorme universidad, Changbin se dirigió hasta los baños más cercanos antes de que su siguiente clase comenzara.

Entró a los baños y se dirigió al cubículo más cercano a la puerta, no había ruido en la habitación por lo que supo que estaba solo.

Aseguró la puerta y se arrodilló frente al inodoro, respiró profundamente antes de introducir dos dedos dentro de su boca, hasta que estos rozaron su garganta y la primera arcada se hizo presente.

Pronto sacó los dedos sabiendo lo que sucedería a continuación, la arcada se intensificó y pronto había vomitado todo lo que acababa de comer apenas unos minutos atrás.

Llevaba ya bastante tiempo haciéndolo y hasta ahora lo hacía sentir más tranquilo, sabía que no era saludable pero de alguna forma el sentía el cambio en su cuerpo después de vomitar tras cada comida.

Tenía tanto tiempo sufriendo por como se veía, escuchando todas aquellas críticas, logrando que su reflejo en un espejo le pareciera desagradable con el paso del tiempo.

Pero ahora se sentía mucho mejor, salió del cubículo con la intención de lavarse la boca pero en cuanto la puerta del baño se abrió apareció frente a él Jeonghan y sus tres amigos.

Changbin suspiro entre cansado y molesto con la simple prescencia de aquellos tres molestos jóvenes frente a él, sabía por qué estaban ahí.

— Woah Changbin estás mucho más enfermo de lo que pensé — Habló Jeonghan con aquel tono burlón que tanto molestaba a Seo.

Changbin se acercó a los lavabos con intención de enjuagarse las manos y la boca y salir lo más rápido posible de aquel lugar.

Pero Jeonghan no se rendiría y sus dos compañeros de los que Changbin desconocía sus nombres no se irían hasta reírse un poco del pobre muchacho.

Por qué siempre era lo mismo cuando los cuatro estaban solos.

Abrió el grifo y hundió sus manos en la fría agua. — Eres aún más desagradable si vomitas todo lo que comes —  Siguió hablando sin que nadie se lo pidiera y Changbin comenzaba a molestarse.

Todos aquellos sentimientos oscuros que había comenzado a tener desde hacía bastante tiempo volvían a salir a la luz.

Todas aquellas humillaciones que vivía día tras día simplemente por como lucía, comenzaban a cansarlo.

Odiaba sin ninguna exageración de la palabra a Jeonghan, lo odiaba tanto que por las noches mientras sufría viéndose al espejo a su mente llegaba el deseo en lo más profundo de su corazón de matarlo, lo imaginaba entre sus manos dejándolo sin aliento lentamente.

Le deseaba la muerte, a pesar de que todos aquellos pensamientos le parecían malos, se sentía culpable, pero no podía evitarlo.

Sabía que necesitaba ayuda, pero no quería buscarla, no quería dar problemas a las pocas personas que quedaban a su lado, que solo eran su madre y su hermana.

Sintió un fuerte empujón que lo sacó de sus pensamientos, ahora frente a Jeonghan y sus amigos que sonreían maliciosamente. — Dános el dinero que tengas y no le contaremos a nadie de tu desagradable secreto — Y ahí estaba la verdadera razón de porque esos cuatro lo molestaban todos los días.

A veces pedían dinero, las tareas y en otras ocasiones simplemente disfrutaban molestandolo, pero Changbin ya estaba harto. — No — Soltó secamente intentando escapar de aquellos solitarios baños.

Pero uno de los dos amigos de Jeonghan lo tomo del brazo con fuerza, Changbin se giró furioso y sin pensar muy bien sus acciones golpeó con su puño fuertemente la cabeza de aquel joven.

oddinary hotel - stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora