No bebo

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El instituto volvió a ser un desastre de miradas y cuchicheos hacía mi, y más ahora que me había vuelto a sentar en la mesa del friki, Eddie Munson.

Que a mi me parecía la persona más genial del planeta, porque no era capaz de estar un solo minuto sin reírme con él.

- Solo tienes que conseguir robarle unos calzoncillos, o un calcetín me val, mejor si está sucio.- Eddie divagaba en su mundo mientras yo no podía más de la risa.

- No voy a robarle nada para que lo vendas en el instituto, Eddie. -me reí aun más al ver su expresión de decepción.

- ¡Así no podemos hacer negocios Winter! ¿Sabes lo que podría sacar por unos calzoncillos de Harrington? -se quejó por milésima vez ese día.

- Ni siquiera sé si voy a ir esta tarde, no creo que encaje con ellos, solo míralos. -señalé la mesa en donde Steve estaba con sus otros tres amigos.

- Serías la princesa de Hawkins, novia del popular Harrington y mejor amiga del friki Munson, porque ya eres mi mejor amiga y no pienso tolerar que me abandones porque Steve tenga el pelo más bonito que yo. -dramatizó y yo volví a reírme.

- Nadie tiene el pelo tan bonito como tu, Eddie, estate tranquilo, y si al final voy y encuentro algún calcetín suelto, lo meto en el bolso. -Eddie aplaudió con entusiasmo y después me abrazó.

- ¡Yo sabía que tenías la misma mente corrompida que yo! -gritó y yo solté un bufido.

Jim me recogió como siempre al salir, no había hablado con Steve y mucho menos le había preguntado a Jim si podía salir con ellos hoy.

- ¿Papá? -pregunté mientras los dos comíamos viendo una de las telenovelas que le gustaban a él.

- Dime.

- Unos amigos me han invitado hoy a pasar la tarde con ellos. -solté sin más y él me miró.

- Winter, sabes que no puedes salir.

- Solo un rato, prometo no hacer nada malo y no enseñaré mi tatuaje. -supliqué.

- No llegues más tarde de las diez. -susurró por lo bajo y yo me tiré encima suya abrazándolo, casi tirando la comida por todos lados.

- ¡Gracias! ¡Voy a ir a cambiarme! -grité saltando del sofá y corriendo a mi habitación.

Me pasé más de una hora divagando por mi armario, hasta que decidí ponerme cualquier cosa, unos vaqueros y una sudadera por encima.

El timbre de casa sonó y yo me estremecí.

¿Era Steve?

Oh mierda.

Papá iba a abrirle la puerta.

Salí corriendo directa a la puerta, pero ya era tarde.

- Si llega un minuto tarde, voy a cortarte esas pelotas, Harrington. -escuché decir a papá.

- Hopper, pienso cuidar de ella y llevarla pronto a casa. -Steve lo miró con seguridad.

- ¡Ya estoy! ¡Papá nos vemos luego! -grité llegando a su altura, dejando un beso en la mejilla de Jim y cerrando la puerta detrás de mi.

Que santa vergüenza.

- Hopper da miedo, no voy a mentirte. -dijo cuando los dos subimos al coche.

- La verdad es que es muy bueno conmigo, a mi no me da miedo. -sonreí.

Todos le temían a Hopper.

- Y tu también das algo de miedo. -habló y yo me sorprendí.

- ¿Yo? ¿Por qué? -pregunté sin entender, solo medía un metro cincuenta y ocho, no daba mucho miedo que digamos.

Winter - Steve Harrington +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora