Winter - Steve Harrington +18

El calcetín y el tatuaje

- ¿Mi tatuaje? oh no es nada, es solo un número, mi número de la suerte. -hablé rápidamente, levantándome de encima de él y sentándome en la cama.

Mierda.

- Winter.. dicen que el que sobrevivió a la explosión llevaba un tatuaje de un número en la muñeca.. -dejó la frase en el aire, y a mi dejó de llegarme a los pulmones.

Iba a matarme.

Me entregaría.

Moriría.

No vería nunca más a Hopper.

- ¿Enserio? qué casualidad.. -hablé bajito.

Me había pillado por completo, él no era imbécil.

- Mírame, Winter. -habló firme y me giré lentamente hacia él con el miedo en los ojos.

- Puedes entregarme, no voy a hacerte daño, nunca podría hacerlo. -susurré aún sin mirarlo.

- Solo mírame, por favor. -pidió otra vez y esta vez sí le hice caso y mis ojos conectaron con los suyos.

Me cogió la mano y entrelazó sus dedos con los míos, acercándome más a él, sin dejar de mirarme a los ojos en ningún momento.

- No voy a entregarte, lo que acabamos de hacer, todo, no pienso hacerte daño. -habló de nuevo.

- ¿No vas a hacerme nada? ¿No me tienes miedo? -pregunté confusa.

- No te tengo miedo, si pudieras hacerme daño de alguna forma ahora mismo, sería yéndote y no dejar que yo te pueda conocer del todo, quiero saberlo todo, quiero querer cada parte de ti, quiero que confíes en mí. -sus palabras retumbaron en mi cabeza.

No iba a hacerme daño.

No me entregaría.

Quería conocerme.

Confiar en él.

- Tienes que prometer que no vas a decir nada, Hopper te mataría si supiese que tu lo sabes. -expliqué y el asintió.

- Conmigo estás a salvo. -sus manos volvieron a tumbarme con él y empezó a acariciar mi pelo de forma suave, calmándome.

- Siento no haberlo dicho, no es algo muy norma que digamos. -le dije haciendo círculos en su pecho con mi dedo.

Me sentía tranquila.

Confiada.

- ¿Cómo sobreviviste? -preguntó entonces.

- No lo sé, no recuerdo lo que pasó, solo que Hopper me encontró y me escondió. -expliqué.

- Hopper es un buen hombre, todo el pueblo le quiere. -dijo y yo sonreí, tenía razón, mi padre era el mejor.

Mis ojos empezaron a cerrarse, hasta que ya no escuché más nada, quedándome dormida en sus brazos.

Tranquila.

Sin miedo.

Unos golpes en la puerta nos despertaron, haciéndome girar en la cama con Steve.

- Winter, no quiero que Hopper me rape mi precioso pelo, hay que irse ya. -Eddie habló a través de la puerta.

- ¡Cinco minutos! -grité yo desde la puerta.

Escuché los pasos de Eddie alejarse y me levanté para vestirme, pero Steve tiró de mi de vuelta a la cama.

- Quédate un poco más. -susurró aun con los ojos cerrados y la cara contra la almohada.