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Capítulo OO3: Let me in

Se miró por quinta vez en el espejo y sonrió, se veía muy bien con esa mini falda, debería enseñársela a Tzuyu pero siente que no tiene la suficiente confianza como para hacerlo, debería provocarla acercándose y diciéndole que la ayude a quitársela, solo que últimamente parece ser quien se va corriendo cuando la menor está cerca.

Su corazón late con fuerza al recordar lo que hizo estando la taiwanesa es la misma habitación, justo a su lado, está segura que la escuchó y se siente tan avergonzada que está segura que no podrá verla a los ojos de la misma manera, suspiró y rodó los ojos, con las demás chicas con las que había estado no actuaba así pero es que Chou tenía algo especial que la atrapaba.

Que la hacía sonreír y cubrirse el rostro por la vergüenza que no la dejaba ni siquiera respirar, algo malo estaba sucediendo con ella, eso era lo que asumía, porque nunca le había pasado con nadie, tal vez porque la primera impresión que tuvo es verla desnuda frente a ella, ofreciéndose, sin saber que eso provocó que todas sus hormonas se dispararán

Al pensar en eso automáticamente sus piernas se cierran y aprietan, buscando el mínimo roce para sentirse relajada, no tendría que estar pensando en alguien que está estudiando, debe estar tranquila y hacer lo mismo, aunque ya se sabe el tema, no necesita estudiar demasiado, no entendía a Tzuyu, era buena en clases y aún así se la pasaba casi todo el día en la biblioteca pegada a libros.

Ella acaba de llegar y está segura que tiene más vida social. "Sana". Abrió los ojos como platos al escuchar su voz, estaba solo con la falda, no quería que la viera así, lo máximo que ha visto su piel es cuando tienen educación física y debe usar ese short ridículamente corto, de resto nada más.

"Ya voy". Dijo un tanto desesperada buscando algo con que taparse, todas sus chaquetas estaban sucias y no iba a utilizar nada de la rubia porque de seguro la estaría molestando por eso, apretó los labios y se acercó a la puerta. "Espera un poco...estoy vistiendome". Chou al escuchar eso sonrió ladina.

"Vamos Sana no es necesario que te vistas". La nombrada sintió como sus mejillas se sonrojaban. "Por favor déjame entrar que hace frío aquí afuera". Estaba utilizando esa voz que hacía que todos hicieran lo que ella quiere, pero Minatozaki no era fácil.

Sus ojos se pasearon por toda la habitación hasta que vio el suéter de Mina, le agradeció mentalmente y se lo colocó. "Voy". Abrió la puerta encontrándose a una Tzuyu apoyada en el umbral de la puerta un tanto enojada.

"¿Querías que te suplicara?". Negó lentamente y caminó a su cama, moviendo lentamente las caderas, quería que se diera cuenta de lo que estaba usando, sin saber que Chou ya tenía los ojos puestos en sus piernas. "Oh bebé déjame entrar". A Sana se le puso la piel de gallina por lo que llegó a su mente.

Definitivamente se iría al infierno por tener esos pensamientos, se sentó y tragó saliva con dificultad al ver a la contraria con una pequeña sonrisa. "Claro que no". Se quejó y desvió la mirada.

"Bebé...mírame a los ojos". Ese apodo no era tan importante cuando otras personas se lo decían pero cuando Tzuyu lo hacía movía algo en ella que no sabría explicar con simples palabras. "¿Por qué aprietas las piernas así?". Preguntó mientras fruncía las cejas, era obvio que sabía el por qué pero quería escucharla decirlo.

Que de los labios de la mayor saliera exactamente lo que pasaba por su cabeza. "Por nada, es que tengo frío". Dijo desviando la mirada, pensando en otras cosas que no tuvieran que ver con Tzuyu entre sus piernas.

"Déjame ayudarte". Se acercó y se arrodilló frente a ella, quedando frente de su intimidad. "Creo que es la falda". Se la quitó de un tirón y se dio media vuelta, Sana estaba inmóvil, no estaba muy segura si era un sueño o su imaginación haciéndole una mala jugada por estar pensando en ese tipo de cosas, Tzuyu llegó con una sábana bastante gigante y sonrió.

"¿Que haces?". Preguntó asustada.

"Ayudarte". La sábana cayó al suelo justo cuando Sana la iba a tomar, los labios de la menor chocaron con los suyos en un beso desesperado, batallaban para tomar el control del beso, a los pocos minutos ya había una ganadora y esa era Chou Tzuyu, ésta tomó a Sana del brazo y la jaló para que sus cuerpos chocarán.

"¿Esta clase de ayuda?". Se burló, la rubia estaba concentrada en besarle el cuello mientras jugaba con sus pezones. "Me hubieras dicho desde un principio". La sentó en la cama, Tzuyu sonrió ladina y la volvió a jalar para que se sentará en sus piernas, la mayor sonrió un poco, sería divertido jugar.

"¿Por qué me miras así?". Preguntó confundida al ver como Sana se quedaba inmóvil viéndola a los ojos.

"Siento que es un sueño". Chou negó y se acercó a su oído.

"No soy un sueño bebé". Lentamente le quitó el suéter y justo cuando éste cayó al suelo subió la mirada y su lengua impacto en el pezón derecho de la mayor un gemido se escapó de sus labios la manera en la que Chou movía ágilmente la lengua la estaba volviendo loca, definitivamente era real todo lo que estaba sucediendo.

Cuando sus labios se abrieron para preguntarle si estaba segura de lo que estaban haciendo, porque no sabía la razón por la cual la veía como una bebé, los dedos de la contraria entraron de golpe en su interior, ni estaba acostumbrada a ese tipo de acción, siempre que estaba con alguien la trataban con ternura y eran tan lentos como las tortugas.

Nunca le preguntaban que era exactamente lo que quería, pero Tzuyu parecía saberlo sin necesidad de hablar. "Si te soy sincera...". La voz de la rubia la sorprendió, era profunda y tan caliente que se mordió el labio para no jadear. "Estuve fantaseando con esto". Sonrió un poco.