26

489 66 6
                                    

— ¿Qué haces aquí? — le miro ceñudo — ¿otra casualidad? — le sonrió con ironía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Qué haces aquí? — le miro ceñudo — ¿otra casualidad? — le sonrió con ironía.

— De ninguna manera. No es una casualidad.

— Cuando mi asistente me dijo que estabas aquí no podía creer tanto cinismo.

— Parece que tú tampoco me has perdonado.

— No es cuestión de perdón. Simplemente no eres bienvenido.

— Entiendo tu hostilidad. Fui un grano en el culo, pero creo que podrás entenderme.

— ¿Qué demonios haces en mi oficina? ¿Qué quieres?

— Iré al grano. Y espero que me des la oportunidad de atender mis razones. — suspiro y arreglo su traje — quiero que me permitas hablar con tu esposo.

Seokjin lo miro incrédula y el enojo comenzó a gestarse y crecer en su interior ante semejante propuesta.

— No tienes nada que hablar con él. Y tampoco creo que él quiera.

— Si el accede ¿se lo permitirías?

— No lo hará. — le miro ceñudo.

— En el caso hipotético...

— ¿Qué es lo que quieres? Taehyung es mi pareja. Es mi omega. Es mi esposo. Y si no tuviera autocontrol te echaría a patadas de aquí por la simple sugerencia de verlo.

— Lo entiendo. Y agradezco tu paciencia para escucharme. Al parecer no he sido el único en cambiar. No te recuerdo como alguien paciente — dijo recordando las muchas veces que se pelearon y se dieron golpes por Taehyung.

— No lo soy. Y ya me estas hartando.

— Se que no me deben nada. Solo quiero la oportunidad de mostrarle a Taehyung lo que su amor por él pudo hacer en mí.

— Sal ahora mismo de mi oficina — dijo poniéndose de pie, señalando la salida y con su olor territorial emergiendo fuertemente.

— Sé que él sabrá apreciarlo. Será importante...

— ¡Que salgas!

— Pero...

— ¡Ahora! Si es que no quieres que te muela a golpes y no deje ninguno de tus huesos en buen estado.

— No te estoy desafiando Seokjin. Solo...

— ¡Que salgas, Maldición!

— Creo que tendré que enviarte por escrito...

Seokjin se abalanzo sobre Jaebeom tomándolo del cuello de su camisa, mirándolo con furia y sacándolo a la fuerza de su oficina.

— No eres bienvenido y no quiero saber de ti.

— No soy una amenaza para ti Seokjin.

— No, no lo eres. Simplemente eres un mal recuerdo que no quiero que se convierta en una molestia.

Your Eyes Tell - JintaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora