Capítulo 35

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Abelard era muy diferente a Aine.

Mientras Aine con tan solo verla podías sentir el peligro en ella con Abelard era distinto. Con Abelard sentías que estabas frente a alguien bastante ingenuo e inocente alguien incapaz de matar a otro.

Cosa lejana de la realidad.

Abelard usaba una máscara, detrás del ángel amable y sincero se escondía alguien astuto que no tenia miedo de matar a quien se interpusiera en su camino en ese aspecto se parecía a su media hermana Aine.

Eso era lo que los diferenciaba mientras Aine siempre se mostraba como era sin importarle las normas de la nobleza, Abelard siempre usaba una máscara ocultando su yo real.

Eso era lo que Aine odiaba de el.

Esa sonrisa amable, esa voz llena de confianza y su comportamiento digno de un príncipe de cuento hadas. Todo eso era lo que Aine odiaba de Abelard desde niña Aine se dio cuenta que su hermano siempre estaba sonriente, nunca mostraba otro tipo de emoción que no fuera felicidad de hecho ni siquiera cuando veía a su madre llorando por las infidelidades de su padre Abelard mostró emoción.

En un caso así cualquiera mostraría rencor y tristeza al ver el llanto de su madre pero Abelard no mostró nada de eso. Aine sabía eso ya que en el pasado solía espiar mucho a su hermano mayor pero no porque tuviera curiosidad sobre el sino por orden de su madre, en cuanto despertó su magia Renata vio la oportunidad de usarla para su beneficio con el fin de obtener información sobre Larissa y sus hijos.

Sobre todo de Abelard que al ser el hijo mayor era quien más posibilidades tenía de convertirse en emperador, fue por esto que obligada por su madre espió a su medio hermano mayor con el fin de buscar sus debilidades cosa que no encontró.

Abelard no tenía debilidades ya que no tenía emociones. La debilidad humana no solo era física sino también emocional eso Aine lo aprendió en su tiempo en batalla, su hermano Abelard carecía de debilidad emocional pues no sentía nada y para Aine si alguien no tenía ninguna debilidad emocional entonces no podía ser humano solo un cascarón vacío o alguien hipócrita.

Si bien había al menos dos o tres debilidades físicas en Abelard que Aine podría usar a su favor no lo hizo.¿De que servía dañar físicamente a alguien si esa persona no sufría algún daño en su psique? El dolor emocional era mejor que el físico, si bien ambos están relacionados entre si con el hecho de dejar cicatrices en la persona ambos dolores seguían siendo diferentes entre si.

El dolor físico por así decirlo se podría arreglar las cicatrices eran prueba de ello sumado a que lo que sea que lo halla causado se puede deshacer fácilmente usando energía sagrada de algún sacerdote.

En cambio el dolor emocional era muy diferente, no importa cuánto ores por olvidar lo que lo causó ya sea una ruptura amorosa, la pérdida de un ser querido, tener un mal día o peor aún estar al borde de la muerte el dolor sigue ahí en tu mente sin importar cuanto trates de olvidarlo seguirá apareciendo.

En resumen lo único en común de ambos dolores eran las cicatrices.

Abelard no mostraba nada, era una persona vacía.

-¿Porque me miras de esa forma? ¿Has tenido un mal día? Si es así que tal si comemos algo de seguro te alegrará el día ¿No hermana Aine?.

-no necesito nada de ti, vamonos Ruby -dijo Aine con desdén Ruby no dijo nada en toda la conversación, sabía que la relación entre su hermana mayor y Abelard era bastante tensa. ¿Y como no iba serlo? Si Abelard tomaba el trono la posibilidad de que su hermano Aidan muriera era bastante alta.

Cualquier príncipe que tomaba el trono mataba a la competencia para asegurar su puesto.

Como dice el dicho muerto el perro muere la Rabia.

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