El punto Débil

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Grace

Esa soy yo. Una chica que estaba decidida a centrarse únicamente en la universidad y el básquet. Ese era mi plan pero alguien llegó y se convirtió en mi debilidad, en mis planes no estaba enamorarme pero de él era casi imposible no hacerlo, sus ojos, su sonrisa y su manera de ver el mundo me cautivaron.

Nadie salió a salvarlo así que yo seré su caballero en armadura, luchare contra sus pesadillas, yo cuidare de él.

Toronto Canadá

|lunes|

—Estupido aparato innecesario. —Gruño mientras dirijo la mirada al ruidoso despertador que se ha encargado de interrumpir mi siesta, no lo pienso mucho cuando lo estampó contra la pared.

Casi lloro al ver que no se desarmó por el impacto.

—¿Grace estas despiertas?, amor llegarás tarde recuerda que prometiste ser puntual este último año. —La dulce voz de mi madre colándose en la habitación hace que sonría.

—Siempre he sido puntual madre. —Me excuso pero ella solo me regaña con la mirada. —Ya me arreglo —Bufó mientras me levanto de la cama y voy en dirección al baño.

No es como que me corresponde recibir a los estudiantes en la entrada con una gran sonrisa, pienso. Eso lo hace el portero, obvio puedo llegar un minuto tarde o tal vez dos.

Mientras estoy en la ducha memorizo mi propósito para este nuevo y último año en secundaria, lo primero es sacar buenas calificaciones para poder ser recomendada a alguna compañía mientras asisto a la universidad deportiva, lo segundo es obtener un buen puesto en el equipo de básquet para que mi desempeño sea notorio y tercero vivir esta etapa al máximo, nada de chicos, pleitos o amonestaciones. Salgo de la ducha envuelta en la toalla, me visto con una minifalda negra seguido de una pequeña licra—no quiero que la brisa me haga una mala jugada—Luego me colocó un suéter gris y mis calcetines largos, al final me decido por unos tenis blancos y suelto mi ahora rojizo cabello, me agrego un poco de colorete y miro mi reflejo a través del espejo, perfecta. Al terminar busco mi mochila en mi desastre de habitación y bajo a desayunar.

—El desayudo estuvo muy delicioso mamá al igual que todo lo que cocinas, amo que hayas hecho el taller de gastronomía. —Sonríe abiertamente y se apresura en responder.

—Gracias cariño pero deberías de cocinar tú también. —¡Aquí vamos!—Eres muy buena en la cocina y necesito descansar un poco.

Le doy una mirada exasperada lo cual provoca una carcajada en ella.

—No lo creo, primero incendiaría la toda la casa. —Miro el reloj en mi muñeca y me sorprendo al ver la hora—.Tengo que irme no quiero romper mi promesa y llegar tarde. —Beso su mejilla—. Nos vemos luego, te amo.

—También te amo, pasa un buen día y saluda a Carla de mi parte. —Asiento a lo dicho y me dirijo a la salida con mi celular en manos mientras tarareó una melodía.

El viaje en bus es tranquilo, no hay empujones o insultos por asientos cosa que me encanta, no me gusta el desorden o el ruido por las mañanas.

Lo dice la chica que desordenada su habitación todos los días.

Es por un bien mayor.

Mientras estoy sentada fijó mi vista en la ventana y observó las hermosas calles, los pájaros cantar, las personas caminar, algunos apresurados para no llegar tarde al trabajo y de paso un hombre corriendo por que estar siendo perseguido por un perro rabioso.

Definitivamente una hermosa mañana.

Instituto de Toronto Kars.

—¡Grace Drevins! —Paro en seco al reconocer la voz de Carla quien se dirige hacia mí animadamente, después de unas largas vacaciones sin vernos es agradable ver su sonrisa.

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