Capítulo Uno:

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**Dos semanas antes**

— Kanao, ella está embarazada — murmuro Tanjiro con los dientes apretados, como si la noticia fuera desagradable, no para él, seguro estaba muy feliz de conseguir lo que había estado buscando, fue por el hecho de tener que estárselo diciendo.

Senjuro dio un paso atrás, de verdad tuvo que hacerlo, literalmente había sentido que le había destrozado el corazón con una lanza de punta afiliada, su alfa, su compañero, el amor de su vida le estaba comunicando que había embarazado a una mujer, una mujer que no era el, su compañero, su pareja destinada, su vínculo ya desgastado se desgarro un poco más por la noticia y fue culpa del dolor de Senjuro.

Senjuro era un omega, un ser de belleza y virtud, era hombre, con toda su biología, pero con una gran bendición de la diosa, podía traer vida al mundo y por alguna extraña razón esos lobos eran más virtuosos, fuertes y agiles.

Era considerados una bendición para la manada, eran atesorados y envidiados, su padre se había enorgullecido cuando supieron lo que era y por ende tenía que ser protegido, adivinen la grata sorpresa cuando Tanjiro descubrió que Senjuro era su compañero, Shinjuro supo que no estaría más seguro que con el alfa de la manada, que equivocada habían estado.

— ¿Por qué? — murmuro Senjuro con un gran nudo en su garganta, los ojos vidriosos por las lágrimas no derramas, no quería llorar, no delante de Tanjiro, no quería que viera su dolor y la grata satisfacción por ser Tanjiro, el que lo provoco.

Tanjiro frunció el ceño, como si fuera estúpido explicarle porque había roto el sagrado vinculo que habían unido como compañeros.

— No necesito darte explicaciones — dijo Tanjiro con brusquedad.

— Ni siquiera pudiste cumplir con tus deberes como mi pareja, no empieces a actuar como si fuera una sorpresa, la manada necesita un heredero alfa, algo que por lo visto eres incapaz — la mirada de desprecio profundizo aún más la herida, la mirada evaluativa y con asco que lo mirada de arriba abajo fue un doble golpe.

Habían estado emparejados por seis largos años y era cierto, no había podido darle cachorros, no es que no hubiera querido, durante años intento acercarse a Tanjiro, estar con él lo más posible, pero por más que había intento parecía que Tanjiro tuviera una aberración y asco hacia Senjuro, hasta su forma de tocarlo, había sido escueta y escasa, solo limitándose al acto en sí, el pobre Senjuro había sufrido celos solo y eso casi lo había matado, varias veces, sus noches solas lo abrumaban y la soledad cada vez lo estaba volviendo loco, tenían un vínculo, pobre y delgado pero lo tenía eran compañeros, pero Tanjiro tenía una amante, Kanao.

Y Senjuro era consciente de ello y nadie debería sufrir ese suplicio de ver al amor de tu vida con otra persona, era desgarrador.

Kanao y Tanjiro se habían conocido antes de descubrir su vínculo y la miraba como nunca había mirado a Senjuro, como si fuera su mundo y su sol, gravitado siempre a su alrededor, se habia enamorado, cualquier discutiría eso, un vínculo de compañeros debió haber roto cualquier sentimiento por la mujer, pero en vez de eso se hizo más fuerte, quizás por el hecho de que Senjuro era un hombre o simplemente se había enamorado perdidamente, pero Senjuro estaba seguro que era más por el hecho de tener bolas, la mirada que le daba de menosprecio cuando estaban juntos en la cama no podría ser otra cosa.

— Pero....yo te amo — Senjuro dio un paso adelante, más cerca del alfa, tratando de tomar su mano, tratando de que el casi inexistente sentimiento por el suavizar las cosas, Tanjiro retiro con brusquedad su mano, alejándose medio metro, como si lo aborreciera, como si solo us presencia fuera un insulto hacia su persona.

— No seas patético — mordió Tanjiro

— Deberías considerarte afortunado de que no te quite tu posición a mi lado por Kanao, después de todo la diosa te eligió para ser mi compañero, aunque se equivocara — un roto sollozo salió de lo profundo su garganta, la cabeza gacha, destrozado, tan herido.

Déjame Tenerte ⌠TanjiSen⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora