Capítulo Ocho:

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Se sentía bien, demasiado bien dejar a Tanjiro atrás, hubiera hecho esto, escapar, hace mucho tiempo atrás, desde el momento en que comenzaron los abusos y humillaciones, pero el lazo, el maldito lazo los mantenía unidos y los mantendría unidos por el resto de sus vidas.

Cuando la fuerte brisa y agua lo golpeo Senjuro cerró los ojos, sintiéndose libre por fin, por lo menos libre de su compañero que nunca lo quiso y que añoraría por el resto de su existencia.

Una tenue luz se acrecentó sobre la oscuridad través de sus parpados, creció y creció hasta cegarlo, parpadeando en su propio mundo quiso llorar al ver lo que la Diosa le mostraba, era un sueño, siempre seria su sueño, uno sin alcanzar.

Tanjiro, su compañero, jugaba con su cachorro por nacer sobre la hierba fresca y verde, Senjuro a su lado, embarazado de su segundo hijo, reían, eran felices, lo que siempre debieron ser.

Era una muy bonita e idealica imagen, nunca sucedería, eso lo sabía, ese barco había zarpado hace tiempo, pero de seguro era algo a lo que se aferraría.

Y cuando su pequeño cuerpo impacto contra el agua, un dolor lo atravesó por todo el cuerpo y la inconciencia succiono el bello retrato, se aferró a ese recuerdo, recuerdo solo en su memoria, ¿La Diosa sería tan cruel para mostrarle un futuro que nunca seria suyo? Si, los dioses podían ser demasiado crueles y arrogante, mostrándole lo que nunca fue.

— Senjuro — su nombre se escuchaba a la distancia, lo desesperado de su tono lo llamaba.

— Despierta Senjuro — el dolor que lo atravesó en el pecho lo hizo inclinarse hacia delante, tosiendo el agua que hasta hace poco había estado en sus pulmones.

Kyojuro suspiro, dejando caer su macizo y gran cuerpo sobre la hierba, se veía cansado y no era para menos, la persecución a los que lo había sometido Tanjiro fue férrea y brutal.

Senjuro parpadeo tratando de controlar sus temblores, el agua no había estado precisamente tibia, estuvo un paso a estar congelada, no quería volverse aún más una carga para su hermano, así que evito cascabelear los dientes.

Kyouro se movió de un lado a otro tratando de encontrar ramas secas para encender un fuego, le vendría bien un fuego, lo necesitaba desesperadamente.

Senjuro trago, conforme el tiempo transcurría más aun perdía el control sobre su cuerpo, no fue hasta que Kyojuro logro encender el fuego que Senjuro se apresuró a sentarse cerca, Kyojuro lo observo con los ojos entrecerrados.

Senjuro trato por todos los medios que su hermano no viera a través de él, pero Kyojuro lo conocía demasiado bien y cuando desvió la mirada hacia abajo a otro lado, su hermano lo obligo a mirarlo a los ojos, sus dedos fuertes sobre su babilla.

— Por el amor a la Diosa Senjuro, tienes los labios morados, ¿Por qué no me dijiste que tenías frio? — Kyojuro se apresuró a hurgar en su mochila aun mojada, era inútil el contenido era completamente inutilizable.

Frustrado, su hermano aun así saco una sábana térmica y la tendió sobre un tronco caído para que se secara, antes de que su ceño se frunciera y sus vagaran pensativo.

Debió recordar algo porque minutos después se sacó la camiseta mojada por la cabeza.

— Desvístete — ordeno mientras sus manos iban al botón de sus vaqueros.

Senjuro lo miro con grandes ojos de ciervo asustado.

— ¡Desvístete Senjuro! Si te da una hipotermia y mueres, todo esto, todo lo que hicimos padre y yo, no habrá servido de nada — Senjuro salto por las palabras de su hermano.

Senjuro se ruborizo, pero acato la orden de su hermano, se desvistió, cuando ambos estuvieron desnudos, Kyojuro lo abrazo fuerte, claramente evitando que cualquier cosa se tocara innecesariamente.

— Debemos regularizar tu temperatura para evitar que la sangre corra demasiado de prisa hacia tu corazón — Senjuro entendió.

A veces era bueno, tomar cursos con los humanos como todo lo básico de la cruz roja, Kyojuro había prestado atención, eran cambia formas, pero seguían teniendo un lado humano, casi frágil.

Senjuro se acurruco en el pecho de su hermano y se concentró en el ritmo de su respiración, Tanjiro, aun con sus desplantes y humillaciones, no hubiera permitido que Kyojuro lo hubiera auxiliado, hubiera preferido verlo morir, que verlo en brazos de otro lobo, eso fue algo que siempre lo confundió mucho, si Tanjiro no lo quería de ninguna manera, ni sexual, ni como compañero ¿Por qué aun así lo había querido solo para el mismo? ¿Por qué no lo dejo tener pareja como él había tenido? No obtuvo respuesta, su mundo se enfocó y cayo completamente dormido.

El cálido sol calentaba sus mejillas, la naturaliza había despertado y le entregaba todo un sinfín de sonidos de animales y naturaleza.

Senjuro parpadeo, levantándose de golpe al recordar el vergonzoso episodio del día anterior con Kyojuro, aunque su hermano no estaba a la vista, solo estaba envuelto en la sabana térmica, caliente y cómodo, olía a su hermano.

— ¿Despertaste? — la voz de Kyojuro lo asusto un poco.

— Hay que comer algo y continuar, los rastreadores de Tanjiro están cerca — ¿Como siquiera sabía eso? Olvídalo sentidos que nunca entendería.

Senjuro se levantó olvidando completamente su desnudes, completamente avergonzado observo a su hermano mirar a cualquier lado menos en su dirección, lo agradecía, más que sonrojado corrió hacia su ropa ya seca.

¡Estúpido!   

Déjame Tenerte ⌠TanjiSen⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora