Capitulo 11.

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BLAKE.

Luego de pedirle a Francis que me proporcionara la carpeta de Hazel, y luego de mandarle un mensaje como si fuera un tonto adolescente enamorado, hoy por fin era el día.

Llego a la empresa a primera hora, no se si son los nervios, la emoción o querer llegar temprano que me hizo venir a esta hora. Por Dios, son las 5:00 de la mañana, normalmente llego a las 6. Una hora más una hora menos, que va.

Joder, es que no puedo negarlo, ella me gusta y mucho. Luego de Sophia no pensé que me volviera a gustar alguien, bueno no tan rápido como pasó.

Y es que se que ella tiene una hija, pero no me importa. Por lo que se no está casada, ni tiene novio. Ahora el único problema es el que yo le guste, pero seamos realista ¿A quien yo no le gusto?

Se que también tiene miedo, de que yo la lastime, joder y es que lo único que pretendo es protegerla, quererla, cuidar de esa niña tal linda que es una copia de su madre.

Luego de dos horas en la que he adelantado el trabajo que tenía pendiente, tocan la puerta y yo murmuro un "pase" sin despegar mi mirada de la laptop.

Un carraspeo y un "Buenos días" me hace mirar hacia la persona que está delante de mi y mierda, está mas linda que todos los días aunque no se si eso sea posible.

Lleva un vestido pegado color negro que le llega un poco más de las rodillas y que resalta todas sus curvas, madre mía. uno tacones en punta del mismo color. Hoy lleva el cabello liso y los labios naturales que de por si son rojos. En la mano lleva una carpeta. Dios, que hermosura de mujer.

—¿Hola? —Murmura, mientras me saca de mis pensamiento, joder me quede embelesado.

—Buenos días—Digo en un susurro.

—Este es el nuevo contrato, necesitan que lo firme.

—Claro —Digo, mientras ella se acerca a mi para dármelo. Mis dedos rozan los suyos y siento una electricidad recorrer mi cuerpo, siento su perfume con olor a fresas marearme. Joder que soy alérgico a ellas, pero si esta mujer me da unas por Dios que me las como.

Ella me mira con esos ojos que me recuerdan al cielo, al mar profundos. Esa boca que solo me incita a besarla, esas pestañas largas, Dios.

No se cuánto tiempo pasa hasta que ella decide hablar.

—He estado pensando en todo lo qué pasó y si, quiero hablarlo. Se que le dije que si cuando hablamos por chat, pero ahora siento que lo necesito.

—Claro, ahora mismo estoy un poco ocupado, pero qué tal si salimos a almorzar. Si no tienes planes a esa hora claro.

—Mhm, tendría que pasar por mi hija, pero puedo decirle a mi madre que se encargue.

—Está bien. Entonces tenemos una cita.

—¿Una cita?—Pregunta.

—Si, una cita—Respondo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Si, mhmm... okay entonces... yo... ya sabes... estaré por ahí...

—¿Estarás por ahí trabajando?—Digo con una sonrisa divertida.

—Eh... si... ya sabe, aquí al lado. Es que...

Desde que te encontré (Nueva versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora