𝐈𝐍 𝐌𝐘 𝐓𝐇𝐎𝐔𝐆𝐇𝐓𝐒 ┊ Atsumu Miya. ☑

𝐈𝐍 𝐌𝐘 𝐓𝐇𝐎𝐔𝐆𝐇𝐓𝐒 ┊ 004.

ACTUALIDAD.

— Haber si entendí. — Suspiré. — Van a tardar en arreglar nuestro gimnasio ¿Así qué empezaremos a entrenar en el equipo de volley?

— Correcto, tengo entendido que dividirán el gimnasio en dos, un lado el equipo volley y el otro lado nosotros. — Explicó Fumie. — Vamos, no hay que llegar tarde.

Sin dejarme procesar tanta información, me arrastró hasta el gimnasio. Llegando ahí, pedimos permiso y pasamos, encontrándonos con el equipo de volley arreglando su parte de la cancha para sus practicas, entre ellos vi a Osamu, estaba cargando una red con otra persona. Fumie y yo nos pasamos a nuestra parte, obviamente saludando al entrenador de volley.

— ¡No es genial! ¡Este gimnasio es mejor! — Exclamó tan fuerte que llamó la atención de otros chicos.

— Oh Dios, no te conozco, no te conozco, no te---

— ¡A dónde vas, Masumi Sumie! — Tomó mi brazo para que no me alejara.

— No puede ser.

Finalmente nos fuimos a cambiar, sintiendo vergüenza de que Fumie hiciera reacciones aceleradas, llamando la atención, esta chica estaba loca.

— ¡Atrapa! — Me lanzó un balón.

Lo atrapé rápido y lo reboté contra el suelo. 

— Un duelo, Masumi. 

— No hemos calentado.

— Correr hasta aquí, cuenta como calentamiento.

— Tu ganas.

Comenzó a acercarse, intentando quitarme el balón, la esquivé haciendo algunas fintas, Fumie era buena así que debía tener cuidado; La pasé en cuanto se distrajo, di dos pasos que me acercaban a la línea y lancé, encestando.

— Punto, gané.

— ¡No!

Después de que se quejara, llegaron nuestras demás compañeras de equipo, por un momento crucé miradas con Osamu, así que me acerqué a la red que nos separaba.

— Hola, Osamu. — sonreí.

— Me alegra verte, Masumi. 

Otra vez esa mirada, otra vez esa sensación de que alguien me observaba, Osamu pareció darse cuenta.

— ¿Estás bien?

— Si, es solo que siento que alguien me está viendo, me da escalofríos. — Mencioné, al parecer Osamu entendió en seguida.

— No hagas caso, ya se quitará esa sensación. 

— Eso espero.

— ¡Masumi! — Llamó Fumie.

— Nos vemos, Osamu. 

Jugamos por bastante tiempo baloncesto, nuestro entrenador nos corregía uno que otro error pero eso era lo de menos, todo iba bien, iba, pues justo cuando intenté encestar, la bloqueadora pasó a empujarme, provocando que cayera mal y se torciera mi tobillo.

— ¡Itte! — Me quejé, aparte de dolerme el tobillo, me dolía el trasero por caer tan directo.

— ¡Masumi! ¡Masumi! 

Toda la cancha quedó en silencio, Fumie reaccionó con rapidez, acercandose preocupada.

— ¡Dime qué estás bien! 

— Estoy bien. — Sonreí divertida.

Intenté levantarme con cuidado, logrando solo sostenerme de mi pies sano, el otro seguía doliéndome.

— Por favor Shiho, acompáñala a la enfermería. —  Ordenó el entrenador.

— Si, entrenador. — Respondió Fumie.

Así fue como dejamos el gimnasio bajo la mirada de varios, nos dirigimos a la enfermería para atenderme, seguro se trataba de un esguince. 

Estando ya en la enfermería, me senté en la camilla y la enfermera me revisó, confirmando mis sospechas.

— Es un esguince, procura descansar un par de semanas, no lo esfuerces, se lo informaré al entrenador. 

— Bien.

— Ya escuchaste, espero si descanses Masumi. — Dijo preocupada.

— Quédate a descansar, vamos Shiho-san.

  Me recosté en la camilla, cubriéndome con las sabanas, suspiré frustrada, ¿No jugaría hasta tener el alta? ¿Por qué había sido tan descuidada? Aunque este tipo de accidentes era frecuente en los partidos, más esta era la primera vez que pasaba. ¿Mi día podría ir peor?