𝐈𝐍 𝐌𝐘 𝐓𝐇𝐎𝐔𝐆𝐇𝐓𝐒 ┊ Atsumu Miya. ☑

𝐈𝐍 𝐌𝐘 𝐓𝐇𝐎𝐔𝐆𝐇𝐓𝐒 ┊ 005.

Me había dormido en la enfermería, ni siquiera me percaté, solo me dejé abrumar por el sueño en mi, había un silencio apacible, me sentía más segura que en casa; pronto sentí una caricia en mi cabello que me hizo remover.

— ¿Hmm? 

Abrí los ojos incorporándome con cuidado, allí estaba Osamu, acompañado de su ¿Gemelo?, lo observé mejor y si era, vaya, si no fuera por el color de cabello, aunque habían una que otra diferencia.

— Osamu... ¿Qué haces aquí? Deberías haberte ido a casa... 

— Estaba preocupado, apenas terminamos el entrenamiento vine, traje a 'Tsumu. — Señaló.

— Un gusto, soy Atsumu. — Se presentó este, con una pequeña sonrisa pero también tenía una mirada de preocupación.

— Llámame Masumi. — Sonreí levemente.

Antes de que pudiera decir algo más, mi móvil sonó en mi pantalón, lo saqué y me disculpé con los chicos para luego contestar.

LLAMADA.

— ¿Mamá?

— Ya es el colmo Masumi, pensé que llegarías temprano, llevas 30 minutos de demora, ¿Qué haces? Te dije que no me gusta que estés en ese estúpido deporte.

— Mamá... — Sobé mi frente con la mano libre. — Ya voy a casa... Lo siento...

— Ni un minuto más, apúrate de una vez.

— Si... Lo siento...

FIN DE LA LLAMADA.

Colgué la llamada y guardé mi móvil para luego ver a los chicos con una sonrisa fingida.

— Mi madre... Preocupada... Ya debería irme. — Me senté mejor, lista para bajar.

— Te acompañaremos a casa, ¿Cierto Tsumu? 

— Si, en ese estado no puedes ir sola.

Me conmovió totalmente lo que dijeron, suspiré y acepté la propuesta.

— Esta bien, pero primero me cambiaré aquí, ¿Pueden esperar afuera? 

Ellos asintieron y salieron, dejando la puerta cerrada.

Las calles estaban con pocas personas, el anochecer estaba por aparecer, no me agradaba la idea de andar en la noche por las calles, por suerte tenía a los gemelos que me ayudaban. Me sostenía del brazo de Osamu mientras avanzábamos, me dolía mucho el tobillo, apenas podía afirmarlo. Nos detuvimos.

— Espera, iré a esa tienda a comprar algo, no tardaré. — Dijo Osamu, acercándome a su gemelo.

— Tsumu cuida de ella un poco.

— Si.

Insegura me sostuve del brazo de Atsumu, nunca había hablado con él, así que estaba nerviosa, de vez en cuando lo observaba hacía arriba, la diferencia de altura se notaba bastante.

— Y... — incluso él parecía nervioso. — ¿Cuánto te dieron?

— Eh... — Pasé saliva sin verlo. — Un par de semanas, me avisarán del alta...

— Supongo no podrás jugar hasta entonces...

Pensar en eso me colocaba triste, amaba el baloncesto, sin importar los comentarios de los demás, yo amaba el deporte.

— Si....

— Bien. — Se movió Atsumu asustandome.

— ¿Q-Qué haces?

— Sube. — Se inclinó, señalando su espalda.

Me sostuve un poco, nerviosa. — N-No... Yo...

— Vamos, sube.

Pasé saliva y poco a poco me acomodé, subiéndome  y sosteniendome de sus anchos hombros que por cierto estaban trabajados, se notaba que entrenaba bastante, este me sostuvo de los muslos para no caer aunque podía sentir su nerviosismo.

— Entre menos esfuerzas tu tobillo, más rápido te recuperarás. — Indicó él, sacandome una sonrisa.

— Gracias... Atsumu. — Dije, con una pequeña sonrisa.

— Ya volví--- ¿Qué están haciendo?

— Fue Atsumu.

— Así no esfuerza tanto su tobillo.

— Oh... — este cargaba una bolsita. — Bien, vamos.

Después de un rato, por fin llegamos a mi casa, Atsumu me bajó con cuidado, claro, Osamu me ayudó también para no caer.

— Muchas gracias chicos, les debo una. — Hice una pequeña reverencia.

— No agradezcas, lo hacemos con gusto. — Dijo Osamu.

— No te preocupes. — Dijo Atsumu, con una sonrisa.

Osamu me ofreció la bolsita. — Este es para ti, espero te guste y procura descansar.

— Gracias. — Mis ojos brillaron y tomé la bolsita. — Me cuidaré.

Me acerqué a Atsumu y di un pequeño beso en su mejilla, tomándolo por sorpresa.

— Gracias por cargarme. 

Me despedí de ambos y entré a mi hogar, encontrándome con la mirada de mi madre de pocos amigos, hoy no era mi día.