CAPÍTULO 5: MELODÍA MORTAL

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"Déjame ver esa hermosa silueta ¡oh, señor! Tus labios están tan distantes. Hay algo escondido en esa belleza, tus ojos guardan una pura inocencia. Me veo arrastrado a un juego peligroso para dos, el amor es guerra"

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Su corazón estaba acelerado, y se sentía como si lo hubieran metido en una burbuja, que nada de lo que ocurría era real. Sentía el cuerpo tembloroso, mientras veía como se alzaba una fogata en sus propias narices. El príncipe estaba petrificado en su lugar, sin saber que hacer o cómo reaccionar. Solamente escuchando el estruendo de afuera, el fuego, y los quejumbrosos ruidos de los caballos, sumamente nerviosos, viendo todo mientras sus amarras estaban firmes en un tronco.

Y Harry no podía pensar en eso, no puede pensar en otra cosa en realidad, que no sea a Louis.

Se lo habían llevado.

Se habían llevado a aquel mago de ojos brillantes, de risas estruendosas, una actitud que no soportaba, y con pensamientos salidos de una realidad alterna y confusa. Y Harry no lo asimila, no puede asimilar la punzada que tiene en el pecho por el dolor que le causó ver a aquel mago, dueño de sus migrañas, siendo arrancado del suelo completamente desprevenido yendo al que sería su final.

Pero esto es algo que Harry no puede aceptar. No puede aceptar que este sea el final de una persona como Louis, no lo puede imaginar, no lo puede asimilar, no podría soportarlo.

Aunque sea la persona más terca del mundo, no puede negar que su perdida sería el peor golpe de su vida, y no puede darse el lujo de quedarse ahí sentado en la tienda, viendo el apocalipsis.

Porque hasta este momento tan dramático y fatídico, Harry le quiso poner atención a su corazón, que latía fuertemente cuando los ojos del mago, los hermosos y brillantes ojos del mago, lo miraban con intensidad. Aunque no tenga una explicación para ese sentimiento, lo único que sabe es que no va a dejar esto así.

Este no será el final de Louis Tomlinson.

Salió de esa tienda, y buscó su espada, viendo con sus ojos inyectados en sangre el festín que planeaban hacer con Louis, pero eso es algo que el príncipe no va a permitir, ni en un millón de años esas personas le iban a tocar un pelo al mago.

Y corrió. Y al primer Lum que se le atravesó, le corto la cabeza, sin piedad. Y así continuó, con el próximo, el próximo, y el próximo.

El verde de sus ojos había desaparecido, y solo el reflejo del fuego se podía ver. Venganza, era lo único que quería en ese momento, y justicia, por el simple hecho de que ellos querían acabar con el mago.

La sangre manchaba la ropa de Harry, pero no le podía importar en lo más mínimo, el solo quería verlos muertos. A todos y cada uno de ellos.

(POR FAVOR, lean lo que sigue con la canción, porque es lo que da el toque. Por cada persona que lo lea sin música, un gatito muere).

Pero, algo le obligó a detenerse, en realidad, toda la tribu se detuvo en tratar de defenderse del príncipe. Todo quedó en un silencio sepulcral cuando un ruido exageradamente agudo hizo temblar el desierto, y una melodía se escuchó en todo el lugar, todos siendo sometidos bajo la única persona que podía crear esa clase de sonidos: Louis.

Érase una vez. (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora