CAPÍTULO 10: ÚLTIMA OPORTUNIDAD

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"No me llames bebé otra vez, tienes tus razones. Sé que estás intentando que seamos amigos sé que lo dices en serio. No me llames bebé otra vez, es difícil para mí ir a casa"

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El sonido de la lluvia estando presente desde el instante en que llegaron, parecía que se hacía más fuerte al pasar el tiempo. Las gotas retumbando el techo y algunos truenos, era lo único que se escuchaba. Pero, Louis no se despertó por eso, sino al sentir como se escabullía su príncipe de sus brazos.

Fingió seguir durmiendo para que no notase nada, y cuando escuchó la puerta cerrarse, abrió sus ojos. El peso de Harry aun estando presente en su cama, y su aroma rondando por su nariz, y si cerraba los ojos podría sentir las cosquillas que le daban el cabello de Harry, que poco a poco iba llegando a sus hombros.

Mirando hacia un punto en el piso, los latidos de su corazón haciendo una competencia con la lluvia para ver qué se escuchaba más fuerte, pensaba en lo obvio, lo que el orgullo de ambos no permitía: hablar.

¿De qué? Cree que la situación es más que obvia: Harry no sabe lo que quiere, y su respuesta a ello es ignorándolo, o solo hablándole sinceramente cuando está fuera de sí.

En parte, lo entiende. La razón por la que están en este viaje es para que Harry bese a una princesa, cosa que Louis sabe que terminaría en un matrimonio. Toda esa palabrería de que "es el amor de su vida", Louis no se la cree ni un poco.

Pero, entiende que tal vez Harry se la crea, entiende que tal vez esté un poco frustrado si no logra llegar a Messis, ya que puede sentir que todo el viaje no sirvió para nada y fue una pérdida de tiempo. Sin embargo, Louis no piensa así, él siente que todas las cosas tienen una razón de ser y de que ocurran, y sabe que la de este viaje fue conocer a Harry.

Recuerda el primer día en el que partieron, hace ya unas semanas, en donde sentía el augurio del viento, y ahora sabe el significado: Lo bueno eran ellos, conocerse, pero el final es tan incierto que solo los mismos Dioses sabrán cual es, ¿podrá ser un poco agridulce?

Pensaba en salir con su flauta al risco, tal vez meditar un poco, pero con la tormenta es imposible. Entonces, decide sentarse en el piso de su habitación y empezar a meditar.

Al ser un mago, meditar se le hacía fácil, relajarse era pan comido. Solo debía prestar atención a su respiración y cuando este relajado, empezar a pensar en lo que quería.

Cuando tenía su mente en paz, empieza a ver la imagen de Harry, parecía un poco triste, y estaba en una habitación del verde de sus ojos, desde las paredes, las sillas, el suelo, la luz, todo. Luego todo se vuelve negro, y escucha murmullos de lo que parece ser una conversación, ve como llamas de fuego aparecen de la nada y escucha ruidos, que Louis no pudo reconocer su procedencia.

Louis abre los ojos después de eso, y sabe que una conversación tiene que ocurrir ahora o nunca. Se levantó del piso y después de dar unas cuantas vueltas en la habitación y respirar un par de veces, pudo encontrar el valor de salir a enfrentarse con Harry.

El príncipe se encontraba en la sala, mirando la lluvia caer frente la ventana, se veía que estaba en paz y tranquilo.

Louis suspiró triste sabiendo que, por él, esa tranquilidad se iría.

-Buenos días. -Saludó el mago.

-Hola. -Respondió Harry, más seco de lo que Louis esperaba que fuese a ser.

Érase una vez. (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora