La carta de Deméter no llegó a las manos de Hades, la decisión de la hermana Danaide fue guardarla como un secreto. El dios seguía haciendo planes con los demás, estaban cada vez más cerca. Todo el reino de Hades estaban a su favor, olvidando sus rencores hacia él. Esto ponía muy contento al rey, realmente estaba impresionado y emocionado por todo. Tenia el mejor ejército, a su amada que se volvió una gran guerrera audaz y fuerte, digna de luchar contra los dioses del Olimpo. La hermana Danaide tenía algo de culpa por esconder la carta, es que ella veía la felicidad de Hades, no quería preocuparlo porque su ex esposa tenia una fuerte depresión, aquello no lo haría concentrarse, sabía que estaba mal.
—Hermana, ¿Qué sucede?— preguntó otra Danaide de cabello rubio plata y unos grises ojos como el metal.
—Pensaba en la guerra, ¿no estás emocionada?
—Cierto, me emociona mucho. Podremos vengarnos de una vez. Quisiera cortarle las bolas a Zeus.
—Comprendo. Él nos rechazó, también estoy enojada.
Las hermanas continuaron hablando y cociendo sus trajes con hilo divino. Por otro lado, estaba Hades y Cronos sentados en una sillas en un patio de estilo griego. Su padre, el primer Titán, hace siglos que no se veían, además que el Tártaro era un lugar muy oscuros y la mejor prisión que retuvo a los Titanes pro mucho. Solo cuatro de ellos aceptaron ir a la guerra. Ambos estaban tomando hidromiel, tranquilamente. Cronos se disculpó con su hijo por los daños causados en el pasado, en especial, comérselo. Hades estaba contento y sorprendido por el titán. Escuchar que el gran Cronos se confesó era un gran cambio de reconocimiento.
—Hijo mío, ¿Habrá un lugar para nosotros allí?—pregunto, el dios del inframundo lo miró a los ojos rojos como el fuego—. Creo que lo merecemos, pagamos todos los castigos. Además tengo una idea pero quiero oír tu opinión.
—Sobre vivir en el Olimpo, tendrán que demostrar que son dignos, no han puesto las cosas fáciles en mi reino. Eso lo veremos —replico. Sirvió más hidromiel en sus vasos—Ahora dime tu idea, ¿Qué estuviste pensando?
—Aquellos dioses que nos sometieron a la condena, nunca fueron ejemplos de hacer el bien porque ellos juzgaron demasiado. Sé que merecimos el encierro y los castigos sin embargo los dioses tienen que ocupar nuestros lugares. Esa es mi idea—dijo Cronos.
Cronos vio una vacilación en su hijo y le dijo que no era mala idea. El titán sonrió. Estaba seguro que Hades gobernaría el cielo ya que su ejército, sus ataques sorpresa a su hermano Zeus sería inigualable y cambiaría toda la historia griega. La expresión de Hades divagaba de las posibilidades a condenar a su familia, entendía que la guerra sería dura y atacarían a todos los templos sin perdón o diferencia porque para el dios de los muertos eran culpables y se burlaron siempre de él, era suficiente.
(...)
En el castillo del rey del Hades, estaba Elina cocinando una tarta de moras y crema. Tenía aquel antojo. La comida era buena, ella creía que no tendría sabor a nada ni buena calidad, pero se equivocó. Todo era delicioso. A veces invitaban a Gamino y los ex castigados para un gran banquete, algo que el dios nunca hizo. Elina lo cambió. Eso era bueno. La joven estaba acompañada de Sisifo que le contaba sobre su esposa e hijos, aun los amaba a pesar de haber estado mucho tiempo encerrado.
—Ella es hermosa, la mujer que me enamoró más que otras. El amor de mi vida—dijo el hombre fornido y vestia una remera de Metallica y unos shorts —Nunca dejé de pensar en mi esposa.
—La extrañas, ¿cierto?—dijo Elina colocando la tarta al hor o de piedra que Sisifo la ayudo a usarlo.
—Demasiado. Me volví loco con es piedra que tengo tatuada en mi brazo. Pero aun tuve esperanza de volver por ella.—dijo apenado.
—Entiendo. Tu amor es muy grande.
—Exactamente, Elina. Voy a luchar junto a Hades para regresar a su lado solo si ella no me odia todavía.
—Seguro que te perdonará.
El hombre suspiró. Continuaron hablando, Elina le contaba un poco de su vida mortal, así estuvieron conociéndose y esperando comer de la tarta de moras y la crema chantilly estaba super esponjosa. Era una linda tarde.
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Ovillos de fuego y cenizas
FantasíaHades sale del confort del inframundo aquel reino que gobernó durante milenios, ya nada era divertido. El amor de su vida, Perséfone, le recuerda que ya nada es igual, que ellos cambiaron, que cosas pasaron y duda que su significado haya muerto en t...