Lo que fue y nunca volverá a ser

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Capítulo 9

 
Lo que fue y nunca volverá a ser.

•<> Adán Taylor <>•


Tras entrar, el eco de mis pasos en la estancia vacía me acompaña mientras dejo las carpetas sobre el escritorio de caoba, un testigo mudo de incontables decisiones dependientes de negocios analizados con prudencia. Antes de sentarme en la silla operativa, cuyo cuero crujiente parece ajustarse a mi cansancio, aflojo la corbata del traje que siento como una soga al cuello.

Un suspiro escapa de mis labios, pesado y cargado de remordimientos, mientras la mirada envuelta en lágrimas de Charlotte persiste en mis pensamientos, una imagen borrosa que se niega a desvanecerse.

Sin querer, la he vuelto a lastimar.

El problema fue que me dejó muy consternado ver la carta de Logan sobre su escritorio, un grito silencioso en forma de tinta y papel que no consigo entender. Le dejé bien claro las consecuencias de que alguien se de cuenta de lo que realmente está ocurriendo y, sin embargo ¿ así es como responde ?

Los pensamientos giran en un torbellino sin dar indicios de parar, cada uno un golpe que resuena en el silencio del espacio que me envuelve. Opto por sumergirme en mi trabajo, intentando ahogar las dudas y el caos mental. Pero el tono de mi celular rompe la quietud, un sonido que parece más un gong que anuncia un cambio de acto en esta obra de teatro que es mi vida.

**Carlos Whitman**

El nombre en la pantalla hace que mi ceño se frunza, una arruga de sorpresa en mi frente. He olvidado la reunión con él, algo muy raro en mí. Estos últimos días han sido un vendaval de estrés, y ni siquiera he tenido alguna noticia de Logan, a excepción de esa carta que afirma que esa persona ya ha comenzado a moverse de una forma más peligrosa de lo habitual.

¿ Cómo te encuentras ? — Su voz parece tranquila, un mar en calma que contrasta con la tormenta en mi interior.

— Bien, como debería ser. — Mi respuesta es un intento de amainar la angustia que me consume, de mantener la fachada de control.

Ya estoy esperando en el piso de abajo. Vamos a conversar.

Quiero recostarme ahora mismo, rendirme al agotamiento que me asedia desde que la noche anterior me robó el sueño. Pero sé que hablar con Carlos me hará bien, será un bálsamo en medio de este caos.

Enseguida voy.

Colgando, me levanto de mi asiento y arreglo mi corbata, definitivamente aflojarla momentos antes fue una buena decisión. Ya me siento un poco más libre, listo para enfrentar lo que venga. Procedo a salir e ir a avisar a Charlotte, pero al abrir la puerta, solo veo al niño durmiendo en el mueble junto a su escritorio.

Al parecer, se ha ausentado durante su horario de trabajo, una escapada que no puedo pasar por alto, y me replanteo si debo encontrar un momento para discutir su comportamiento, así como la imprudencia de dejar al niño solo.

Mis ojos se desvían hacia el reloj de pared, y la realidad se impone: si me demoro un minuto más, llegaré tarde a la reunión. Con un suspiro, cierro la puerta con firmeza y apresuro el paso hacia el cuarto piso, donde me espera el señor Carlos.

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