Capítulo 3Entro en la sala sintiendo el peso del bolso en mi hombro y el sofá, desgastado por años de uso, recibe mi carga con un suspiro silencioso.
Me libero del moño que aprisiona mi cabello y cierro los ojos, para entonces luego de haber inhalado profundamente, encaminar mis pasos hacia el baño; En el transcurso notando el aroma a incienso y madera que se mezcla con la tensión que aún persiste en mis músculos.
Tras unos pocos minutos llego al lugar en cuestión que es un refugio de azulejos fríos y vapor, al poco rato encontrándome bajo la ducha sintiendo como el agua caliente esta acariciando mi piel, la cual se desliza por mi espalda como un río de alivio, llevándose consigo las preocupaciones del día. Haciendo que mis ojos de un verde claro, permanezcan cerrados mientras me dejo envolver por el sonido del agua.
Al salir, el aire de la cocina me recibe con un abrazo cálido. Los filetes de res reposan sobre el mostrador, esperando su turno. Los condimento con una mezcla secreta de especias: pimienta negra, comino y un toque de pimentón ahumado. La sartén chisporrotea al recibir la carne, y el aroma se expande por la habitación haciendo mi estómago rugir como un lobo hambriento.
— Listo — murmuro, apagando la estufa con un gesto cansado.
Ahora solo falta el arroz. Pero mi mente no está en la cocina. Está en otro lugar, quiero seguir viendo la continuación de la novela, pero mi cuerpo solo me pide dormir. Para entonces al terminar de comer la cama resibirme con su suavidad.
Y antes de que el sueño me venza, tomo una fotografía que está posicionada sobre la mesita de noche. Es de cuando tenía doce años y la verdad no me interesa tanto por mí, sino por el chico a mi lado.
Siempre me hacía reír.
Recuerdo que jugaba conmigo en un rincón de la clase cuando estaba sola. Era gentil y su sonrisa era la más encantadora y hermosa que había visto. Aquellos días fueron los más divertidos de mi vida. Raquel y Asher eran mis mejores amigos...
Si tan solo pudiera volver a verlo.
Mientras vuelvo a colocar la foto en la mesita de noche, mi celular empieza a sonar y al leer el nombre de mi hermano Nicholas brillando en la pantalla, no tardo en ponérmelo al oído.
— ¿Qué tal estás, Charli? — Escucho su voz al otro lado del teléfono.
—Bien, ¿cómo van los estudios? — Pregunto, notando cómo ríe.
—¿Es que no sabes preguntar otra cosa aparte de los estudios, la comida y mi salud? — Dijo en tono divertido.
—Entonces, ¿hay algo más que debería preguntarte?— Sueno curiosa.
—Mm... La verdad no.— Ríe.—Pero deberíamos variar nuestras conversaciones.
—Aún no has respondido a mi pregunta. — Bostezo, sintiendo cómo el sueño me gana lentamente pero de forma segura.
—Todo está bien, no te preocupes.— noto cómo su voz se vuelve seria. —Siento causarte tantos problemas.
Cada vez que hablamos, siempre llegamos al mismo punto. Después de tantas veces que le he dicho que no se preocupe...
—¡Ay! Ahora no te pongas sentimental. — me enojo. —Sabes que allí no permiten trabajar a los estudiantes.
—Sí, pero...— Lo interrumpo de plano.
—Si yo estuviera en tu lugar, ¿me ayudarías?
—¡Pues claro! — no tardó ni un segundo en contestar. —Eres mi hermosa hermanita, hermanita.— Dijo, sacándome una de las pocas sonrisas que había tenido en el día.
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Corazón Encadenado
RomanceCharlotte es una chica positiva que ha trabajado desde una edad temprana para pagar las deudas que su padre dejó antes de fallecer, además ha mantenido la matrícula universitaria de su hermano pequeño en España y se ha encargado del cuidado de su ma...