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5 de noviembre, 2038.

22:58 p.m.

Juliette.



No podía creer que me encontraba en un bar de mala muerte a unas cuadras de la estación con el que consideraba mi héroe de infancia.

Aunque intentara encontrar una excusa lo suficientemente buena para convencerme a mí misma de estar en ese lugar, no sabía que mierda hacía aun ahí metida. Sentada a unos taburetes de distancia de Hank, que bebía una ronda tras otra sin importarle mi presencia a unos metros de él. Jimmy ni siquiera le protestaba su nivel de alcohol en su cuerpo, simplemente rellenaba su vaso cada vez que se lo pedía. Sin decir palabra.

Lo único que sabía con claridad en ese momento, era que estaba reprimiendo mi enfado en niveles inimaginables para ser yo misma.

—Relájate un poco, ¿quieres? —Hank se digna finalmente a hablarme. Le dirijo la mirada con cierto recelo que no puedo evitar, a pesar de ser mi superior y que debo mantener un margen de respeto— Te invito a un trago.

Al escucharlo, no sé si hubiese preferido que no me dirigiera la palabra lo que restaba de noche a que me ofreciera un trago. Internamente intento apaciguarme frente a él; no tiene por qué saber mi problema contra el alcohol, pero no puedo evitar que su irresponsabilidad me moleste. Y honestamente, hubiese preferido que no me hubiese dirigido la maldita palabra.

—No bebo —rechazo de mala manera su oferta, a lo que me responde resoplando junto a una risa incrédula.

—Tú te lo pierdes —termina su vaso de un sorbo— ¡Jimmy! Otra ronda.

El hombre de piel morena no protesta, simplemente ejecuta su pedido, llenando hasta la mitad su vaso para volver a alejarse de la barra. Su actitud finalmente logra colapsarme. 

Ya está, no puedo seguir aguantando esto.

Me levanto de mi asiento sin dudarlo y me pongo a su lado con brusquedad, ganándome una mirada con recelo de su parte. Aun así, no me dirige la palabra.

—Tenemos un caso pendiente, teniente Anderson. Es a unas cuadras de aquí.

—Es una pérdida de tiempo —juega con el líquido del vaso entre sus manos. Siento que voy a perder los nervios a su despreocupación— Ni siquiera entiendo por qué te esfuerzas tanto. Voy a aprobar tu supervisión de todas formas, así que deja de ser jodidamente irritante y déjame en paz. 

Siento que finalmente pierdo los estribos. Antes de que pudiese llevar su vaso hasta sus labios, se lo quito de las manos y lo tiro con fuerza al suelo. El estruendo del cristal rompiéndose en mil pedazos hace que nuestro alrededor nos observe al instante, mientras el teniente frente a mí me observa más decepcionado y furioso que nunca.

Bien, empezaré a despedirme de mi puesto.

—Porque en comparación a usted, Anderson, yo sí pienso ser una gran teniente en un futuro, y quiero cumplir con mi trabajo. Me importa un maldito carajo si no le importa el jodido caso, pero a mí sí. Y si no piensa mover el culo para resolverlo, no va a ser impedimento para ir yo tras de él y convertirme en la mejor teniente de Detroit.

Me observa por unos segundos. Puedo notar una mezcla de recelo e incredulidad en su mirada, pero aquello no me impide arrepentirme de mis dichos a pesar de haber pasado a llevar a una autoridad mucho más alta que la mía. Ya estaba dicho, así que no servía nada retractarme de mis palabras. Ya podía hacerme añicos con acusarme a sus superiores.

"Lo siento, papá" fue lo único que puedo pensar en ese instante.

Saqué mi billetera de mi chaqueta y puse un billete sobre la barra, dirigiéndole la mirada a Jimmy; quien nos observaba en completo silencio. 

failure | connor [dbh]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora