Pov. Sesshomaru
Una semana y media ha pasado desde que te cuido Kagome y una semana desde que habito el departamento vecino al tuyo. Aunque no ha resultado como lo esperaba, todo ha sido tolerable y es mejor estar dentro de tu vida de esta manera a tener que seguir siendo tu paparazzi.
El primer día Inuyasha se acercó a mí junto a su amiga Kikyo, tú te presentaste con ellos meramente por educación porque era obvio que sabían quién eras. Mi ángel, aún recuerdo la cara que pusiste cuando te enteraste que mi hermano menor estudiaba en la misma universidad, los invitaste a tomar el almuerzo junto a nosotros evitándome así la privacidad que yo deseaba tener contigo, quise hablar con Inuyasha para pedirle que se retiraran pero tú ya habías congeniado con la amiga de mi hermano por lo que cada almuerzo y tiempo libre que coinciden los horarios los compartimos con ellos.
Sango a diferencia de aquellos dos inoportunos nos ha dado nuestro espacio, a pesar de vivir en el mismo edificio no ha accedido a viajar con nosotros a la universidad ni de regreso a casa, casualmente siempre surge algo que le hace negarse. Tu prima me agrada, en cada almuerzo suelta algún comentario insinuando que sientes algo por mí, verte sonrojarte respondiendo cualquier excusa sin negarlo realmente, es una de las cosas que más me gustan del día a día.
Otro suceso fue que la escoria de nombre Akitoki intentó acercarse a ti, desde el primer día, coqueteando y haciéndose el gracioso, pude notar tu incomodidad y para mí eso fue luz verde para ocuparme de eliminar a la plaga de mi jardín.
Flash Back
Estaba en los sanitarios del instituto lavando mis manos cuando de uno de los cubículos salió ese parásito, verme pareció sorprenderle y algo apresurado se acercó a lavar sus propias manos. El resto de los baños estaba en completa soledad por lo que me acerqué a la puerta y puse el seguro, me recargue en ella y hasta donde yo estaba podía percibir como sus manos temblaban, su respiración era agitada y podría jurar que de su frente estaban por brotar pequeñas gotas de sudor. Un ser tan insignificante como patético, me repugna.
Gracias al silencio sepulcral y el eco del lugar pude escuchar claramente como tragaba saliva."Lo notaste", notaste como te advertí con mi mirada que te alejaras y aún así tomaste la mala decisión de ignorarme sintiéndote seguro de que cerca de Kagome no podría tocarte. ¿Pero qué crees? Aquí no está Kagome, aquí no hay nadie que pueda ayudarte y eso también lo sabes.
-Con permiso. Voy a salir. - te esforzaste en que tu irritante voz no temblara pero fallaste olímpicamente, no solamente tu voz te delataba sino la forma en como tus labios y las manos temblaban sin control.
-Oh sí, disculpa. - Pude ver como casi imperceptiblemente suspiraste de alivio cuando me viste moverme un poco creyendo que te irías ileso. Pero no, eso no ocurrirá así de fácil. - ¿Hojo? - me miraste un poco confundido - Si no mal recuerdo ese es tu nombre ¿o me equivoco?
-N... No... Quiero decir, que sí me llamo Hojo.
-Claro, - sonreí con mi mirada al suelo mientras con mi mano derecha sobaba mi mentón, solamente levanté la vista cuando realicé mi siguiente pregunta. - ¿cómo podría olvidar al pendejo que acosa a Kagome? - el tono de mi voz había dejado de ser amable y pude ver por fin esas gotitas acumularse en tu frente.
-No, yo no la acoso. Yo soy solamente su amigo. - respondiste rápido y desesperado.
-Pero tú no quieres ser solamente su amigo ¿verdad Hojo? - te vi tragar saliva nuevamente. - Te diré una cosa, - te llamé con una mano para que te acercaras y dudoso y con calma lo hiciste, puse una de mis manos en tu hombro mientras te explicaba. - no me agrada hacer esto y menos en los baños de una escuela pero voy a tener que enseñarte a no acercarte a mi propiedad. Porque sí Hojo, Kagome es mía y no puedo permitir que cualquier insecto se le insinue en mi cara sin pagar las consecuencias de dicha falta de respeto. - Y no lo viste venir, con ambas manos te jale de los hombros para bajarte y recibiste un fuerte rodillazo en el abdomen.

ESTÁS LEYENDO
Paparazzi
Fanfiction"Ese día había conseguido algunas fotos de su azabache que valían completamente la pena, esa mujer era un ángel en la tierra, tan hermosa y perfecta. Verla con su uniforme escolar era una fantasía, su cuerpo perfectamente bien formado dentro de ese...