Capítulo 11

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El día del juicio había llegado. Hoy se definiría mi futuro ante una corte, desconocía lo que iba a suceder, sin embargo, me sentía lista para terminar con todo esto.

Fueron dos largos meses en los cuales enfrenté problemas inimaginables, mismos que me hicieron ver la vida desde otra perspectiva. Durante este trayecto hubo personas que se desvanecieron ante la primera adversidad y otras que surgieron para afrontar cada caída conmigo.

Experimenté la traición, el odio y la indiferencia; pero también conocí el amor, el apoyo y la comprensión. El mundo sería testigo de la nueva Amanda Red, aquella que a pesar de todo seguía de pie.

Gran parte de la ciudad de Granada se daría cita en los juzgados, cada uno tendría un concepto diferente de mí, así como una hipotética sentencia. En cierto punto eso ya no me afectaba, ahora la única imagen que importaba era la que tenían de mí aquellas personas que no me abandonaron.

Me miré en el espejo y me perdoné por todo el daño que me hice, por todas las veces que dudé de mí, por aquellas ocasiones en que no me valoré, por las diversas situaciones en las que no me di a respetar y, sobre todo por aquellos errores que me habían traído hasta aquí. No era tarde para intentar hacer las cosas bien, ni para crear la mejor versión de mí, tampoco era tarde para salir y demostrarle al mundo de lo que estaba hecha.

—¿Estás lista, hija? —mi madre me miró de frente.

—Sí, llevo tiempo esperando este día —estaba muy segura de mí misma.

Fue así como nos dirigimos a aquella cita que tenía pactada con el destino, tal vez la más importante en mi vida.

La tensión se podía respirar en el aire, salimos con tiempo de sobra esperando poder evitar a los reporteros, pero eso fue prácticamente imposible. Al llegar al juzgado, ya había cámaras y micrófonos esperándonos, la mayor noticia de la ciudad estaba por llegar a su fin y nadie quería perderse esa nota.

Bajamos del automóvil y un ambiente hostil nos recibió, un mar de gente tenía pancartas en las que me llamaban asesina y otras cuantas decían en coro la frase, “justicia para Mauro”. Las cosas se tornaban sumamente complicadas, reporteros acercaban de forma brusca su cámara intentando robarme algunas palabras ante sus preguntas intimidantes y provocativas.

Al fin pudimos llegar a la puerta de aquel edificio en el cual el abogado ya estaba esperándonos.

—Verás cómo cambian de opinión cuando esto termine —me dijo mi abogado.

—Tengo fe en que así será —le respondí antes de cruzar la puerta.

El auditorio ya estaba al máximo de su capacidad y aún faltaba 1 hora para que iniciara el juicio. La defensa de Mauro ya se encontraba lista y así mismo su familia observaba mi llegada. El ambiente no era muy diferente al que pude percibir afuera, solo que aquí no se les permitía hacer bullicio ni lanzar acusaciones, de lo contrario serían retirados del lugar, les era impuesto el respeto dentro de la sala.

—Yo aquí me quedo, pero te estaré apoyando desde acá —mi madre me dio su bendición y tomó su lugar en la sala.

Yo seguí caminando con mi abogado hasta llegar al sitio que se nos había asignado frente al juez. Di un pequeño recorrido con la mirada y me pude percatar de que varias personas de la Universidad se encontraban ahí, entre ellos Almendra Bermellón y Flavio Malva.

Fueron minutos incómodos en los que ansiaba que diera comienzo el juicio, podía sentir cada mirada sobre mí, no todas emitían buena vibra y mucho menos buenas intenciones.

El juez por fin se hizo presente dentro de la sala, caminó de forma imponente ante el auditorio antes de tomar su lugar.

—El día de hoy estamos citados para la resolución del caso en relación al homicidio de Mauro Granate —el juez se dirigió ante el auditorio—. Pido por favor que Amanda Red tome lugar en el estrado.

Amanda RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora