Capítulo 2

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Estaba segura de que hoy sería un día diferente. Una nueva historia estaba por escribirse y yo sería la autora.

Desperté cantando y esa era una buena señal de que me sentía bien, aun así, tenía recaídas al recordar a Mauro. En ese instante era una montaña rusa de emociones. Decidí elegir la mejor ropa, estaba dispuesta a darle mi mejor rostro al mundo. Tardé más de lo común en arreglarme, quería lucir fantástica, como si nada hubiera pasado. El maquillaje cubría cada una de las cicatrices de ayer, y daba vida a una máscara que llevaría por el resto del día… o los que fueran necesarios.

En el desayuno sólo alcancé a darle un sorbo a mi taza de café; no me dio tiempo para más. Moría de ganas de estar en la Universidad, ya quería exponer mi magnífica idea.

A unas calles antes de llegar me interceptó Siena Burdeos (mi mejor amiga).

—¡Amanda, te extrañé, amiga! ¿Qué tal tu fin? —me preguntó con su característica voz chillante y efusiva—. Cuéntamelo todo.

Siena era una persona totalmente extrovertida, social, linda y con un carisma que se podía ver a kilómetros de distancia. Era totalmente diferente a mí, pero por alguna razón nuestras diferencias encajaban a la perfección. La conocí hace muchos años, son de las amistades que a pesar de todo perduran con el tiempo, aunque este último año no hemos estado tan unidas. Era evidente que estábamos tomando caminos diferentes. Ella se estaba convirtiendo en una persona súper popular dentro de la Facultad, muchos la llamaban la nueva reina de las redes, ya que lideraba cada una de ellas con su belleza y carismática personalidad. Siena sabía que yo no era muy fan de eso, me consideraba una persona muy tradicional en comparación a ella; sin embargo, respetaba mis puntos de vista. Era raro que habláramos por alguna plataforma, prefería conversar de frente. Así podía sentir un poco más su atención, de lo contrario, en qué momento me contestaría con los miles de mensajes que llegaban a su móvil. Le sobraban las fiestas, los chicos… en sí todo lo que conllevaba ser popular. Muchas veces me había querido incluir en ese mundo, pero la verdad no me llamaba para nada la atención.

—Súper bien, amiga, en un segundo te cuento —corté la conversación de golpe—. Corramos que se nos hace tarde para la clase de Sociología.

Eran claras mis ansias por entrar a clases. Siena no mostraba el mismo entusiasmo, compartíamos la carrera, mas no el gusto por estudiar. A veces pensaba que ella había perdido el enfoque…

—Ok, amiga, vamos… —torció un poco la boca y después lanzó una sonrisa muy falsa.

Entramos al salón, nuestra primera clase era la materia de Sociología, impartida por la maestra Almendra Bermellón, quien cuenta con la mayor asistencia de alumnos del campus. Ella tenía una gran experiencia y conocimiento sobre la materia, además de su evidente belleza física. Su cabello quebrado de color negro, ojos expresivos en color marrón, una tez aperlada y sus pronunciadas curvas… eran la fantasía de todos los estudiantes. Inteligencia y encanto eran las principales armas de esa mujer. Ahora entendía por completo su éxito como catedrática.

Bermellón entró captando la mirada de todos, era alguien que jamás pasaba desapercibida, irradiaba seguridad y un gran temple que imponía su presencia en cualquier lugar. Comenzó con uno de sus discursos, acentuando claramente el control sobre la clase.

—Buenos días. Hoy es el día de hacer algo diferente, algo trascendental, confío en la capacidad de cada uno de ustedes y confieso que estoy ansiosa por revisar sus proyectos —dijo Bermellón con gran seguridad y después lanzó una mirada retadora—. Bien, ¿quién será el primero en mostrar su trabajo? —concluyó su discurso.

—Yo, maestra —me levanté rápidamente de mi lugar ante el asombro de mis compañeros.

—Adelante, señorita Red, muéstrenos su grandioso trabajo.

Amanda RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora