07 | segundos

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Tommy Shelby sabía cómo tratar a su chica. El zafiro gigante alrededor del cuello de Tessa Shelby era lo único que Hetty podía ver mientras observaba a la mujer rubia hablando con los invitados en la cena.

Con una bebida en la mano y un poco de alcohol en su sistema, Hetty sintió que podía enfrentarse al mundo, pero, como Michael le recordaba de vez en cuando, no se le permitía beber demasiado para que no tuviera otro altercado con un mueble.

Cuando llegaron, Hetty sostenía el brazo de Michael, y una señora había hecho un comentario de pasada, diciendo "ustedes dos son adorables", lo que hizo que Michael y Hetty se separaran con toses incómodas y se dispersaran entre la multitud.

Hetty se encontraba hablando con un hombre sobre la fundación que Tessa había creado. Fue una tarea difícil, ya que Hetty se encontró repitiendo lo que había dicho en diferentes ocasiones, porque le hombre estaba haciendo la mismas preguntas.

—Entonces, ¿qué es lo que esta fundación intentará hacer? —preguntó el hombre, y Hetty tuvo que abstenerse de darse la vuelta e irse por el hecho de que ya había respondido esa pregunta dos veces.

—La Fundación Shelby tendrá como objetivo albergar a los niños huérfanos de Birmingham —respondió Hetty, escuchando la voz de Tessa en su cabeza diciéndole qué decir mientras hablaba—. Serán alimentados, protegidos y se les dará la oportunidad de tener una vida adecuada.

—¿Y solo serán niños? —preguntó el hombre, su mano se pozó en el brazo de Hetty. Ella se estremeció ante su toque, pero lo ignoró.

—Por supuesto que no —dijo Hetty—. Esta institución tiene como objetivo ayudar a todos, y el Sr. y la Sra. Shelby están dispuestos a aceptar niños de todas las edades. Y eso incluye a las niñas.

—Quizás tenga que asistir a estas cosas más a menudo —dijo el hombre, sonriéndole a Hetty mientras sus dedos recorrían sus antebrazos—. Especialmente si hay chicas como tú.

—No puedo... no puedo decir que siempre estaré aquí —dijo Hetty—. Pero...

Estaba inmovilizada, intentando encontrar a alguien que conocía entre la multitud. El hombre sonrió nuevamente—. Bueno, es una pena.

—Disculpe, tengo que...

La mano del hombre se aferró a su brazo—. No había terminado. Vayamos a un lugar privado para discutir las donaciones que estoy dispuesto a dar...

—Eso no va a suceder —dijo una voz fría—. Así que sugiero que la sueltes y te vayas de aquí antes de que haga una escena.

El hombre miró a Michael—. ¿Quién diablos eres tú?

—Su prometido —respondió Michael—. Te lo diré de nuevo: puedes soltar su brazo y salir de aquí voluntariamente, o puedo obligarte.

—Bien —espetó el hombre, soltando el brazo de Hetty—. No encontrará nada de mi dinero donado a esta institución.

—Preferimos conseguirlo de buena gente —dijo Michael. Una vez que el hombre se fue, Michael se volvió hacia Hetty—. ¿Estás bien?

—¿Por qué cada vez que hablo con alguien del sexo opuesto siempre estás ahí para asustarlo? —preguntó Hetty—. No es que esta vez no esté agradecida.

Michael se encogió de gombros—. Quizás porque soy tu ángel de la guarda.

—Mm... no —dijo Hetty, empujando a Michael lejos de ella—. No es eso. Estás actuando raro.

—Bien, lo siento —dijo Michael, encendiendo un cigarrillo y dando una calada—. ¿Sabes qué? La próxima vez, te dejaré sola.

—Bien —dijo Hetty—. Y estoy bien, por cierto. Gracias...

—¿Por qué? —preguntó Michael.

Hetty lo miró con los ojos entrecerrados, forzando las palabras—: Por salvarme.

—De nada —dijo Michael.

—Ah —dijo Hetty, señalando a Michael—, y no soy tu prometida. Aún no me has propuesto matrimonio.

—¿Necesitas una propuesta? —preguntó Michael—. Quiero decir, básicamente estamos comprometidos y esperando a casarnos.

—Sí, pero eso no significa que no me gustaría una buena propuesta —respondió Hetty—. Solo tendré una boda, y quiero hacer esto bien.

Michael asintió—. Ya veremos.

Hetty suspiró—. Dios, me muero de hambre.

—La cena comenzará en breve —dijo Michael, ofreciéndole a Hetty su brazo.

—No empieces a actuar de forma elegante —dijo Hetty riendo y aceptando el brazo de Michael.

Una mujer los vio juntos y agarró a Polly del brazo—. Tu hijo y su novia se ven felices juntos.

Polly mantuvo la compostura mientras asentía, mirando a Hetty y Michael—. Sí, así es.

Hetty soltó el brazo de Michael mientras se dirigían hacia la parte trasera de la procesión de personas que hacían fila para ir a comer, y sintió que Mason la codeaba suavemente al pasar—. ¿Estás bien, Hetty?

—Sí —dijo Hetty, sonriendo.

Pero su felicidad no duró mucho, porque no vio al hombre abriéndose paso entre la multitud. Pasó junto a ella con tal frenesí que Hetty no tuvo tiempo de reaccionar cuando su empujón la hizo caer al suelo. Quedó atrapada en el tacón de su zapato, y los reflejos de Michael no fueron lo suficientemente rápidos para atraparla.

Cuando cayó al suelo, escuchó un disparo. Hetty sintió que la sangre se le congelaba en las venas, y, cuando volvió la cabeza, todo parecía estar sucediendo en cámara lenta. Tessa estaba siendo acunada por Tommy, quien gritaba pidiendo una ambulancia y Mason caía de rodillas junto a su hermana. La gente gritaba; Arthur, John y Finn golpeaban al hombre que disparó el arma y Hetty sintió que unas manos la levantaban.

—Hetty, ¿estás bien? —preguntó Michael, pero la chica estaba demasiado aturdida como para responder.

—Tessa —susurró Hetty, apartando la mano de Michael y caminando hacia el trío que estaba en el suelo.

Michael le agarró la mano—. No, Hetty. No vayas.

—Tessa —repitió Hetty, al ver la sangre manchando el vestido de la mujer.

Las lágrimas cayeron por su rostro, se dio la vuelta y se encontró con Michael envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y cerrando los ojos.

—Oye —dijo Michael suavemente, abrazando a Hetty—. Está bien, está bien.

Pero incluso mientras lo decía, Michael sabía que no estaba bien.

THE KIDS AREN'T ALRIGHT | Michael Gray ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora