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¿Las relaciones amorosas mantienen una ideología para triunfar?

―«Snif», «snif», «snif...»

Enamorarse, conocerse, estar seguro de sus sentimientos, confesarse, quererse, respetarse y no ir defraudando el amor que ambos decidieron entregar. Esa relación subió un gran escalón, pero con el presente ahora en sus manos. Vienen momentos inigualables, momentos tan bellos que uno creerá que está en el paraíso. Sí, siguiendo una idealización porque no es así de fácil.

El amor no pinta como en los cuentos de hadas, ni tampoco es tan colorido como el rosa. Casi nunca lo es. El amor también se arruina de un día para otro y, con ello, trae desgracias que pueden resultar incomprensibles. Son lo más inadaptados que no pueden atravesar el problema impuesto en el medio del camino.

¿Será que se necesita de una demostración de la frialdad del romance para que las uniones triunfen?

Y no, no solamente triunfen para una fecha en específico, sino una infinita. Triunfen de una manera sincera, de una manera verdadera.

Porque el camino siempre tiene obstáculos propios y ajenos que se reflejan. Pese a que primero te atraviesa una flecha de enamoramiento o de lujuria, donde simplemente te encuentras cegado y ansías ver a la otra persona mediante las ilusiones que cada día ocurren en tu mente. Tus sentimientos y emociones están ligados a la total euforia, la cual te obliga a no conocer lo que se encuentra más allá de eso y, por ello, cuando disfrutamos ese enamoramiento sin parar, invade cierto golpe de realidad que nos hace retroceder al desconocer si tenemos a la persona correcta.

Aquí es donde empiezan las dagas, aquello que te va creando tantas incertidumbres, incomodidades, discusiones, noches en vela... Aquí inicia el reto, desglosándose en si estamos listos o no para construir la confianza; las reflexiones no se hacen esperar, estas mismas son el factor de salir adelante junto a nuestra pareja y, si las dudas a la hora de responder surgen, se crearán conflictos indicadores sobre el apego seguro o inseguro de la relación. De esto se trata la segunda etapa, de no trabajar solo, sino juntos por el amor que inocentemente se juraron.

Independientemente de cómo fuera aquel juramento, si es amor... ¿no supone que nunca debe apagarse? ¿Por qué nos malgastamos emocionalmente para salvarlo? ¿Qué hay ahí para esforzarnos tanto en una relación cuando ya no sigue el mismo rumbo?

Si es amor... este tiene que proseguir, ¿no?

Si es amor... ninguno debe de abandonarse, ¿verdad?

Si es amor...

―¿Cómo te sientes? ―Haruna se talló los ojos, afectada por el relato de Aki.

―Me impo...ne mu-mucho esto... ―Aki dio un largo suspiro.

ambos se tienen que complementar.

En estos momentos, la brecha entre ellas no causaba problemas personales. Mientras una acariciaba gentilmente la cabeza de la otra, como peinar el cabello de tu muñeca favorita, esta misma se permitió recorrer la cama con sus dedos, distrayéndose del mundo exterior. Podría fallar en el intento, pero había tanto que disminuyó.

Su mente se encontraba ocupada, saturada de tantos recuerdos bellos y dolorosos. Casi podía sentir una bola repleta de esto rodeando por su mente. No obstante, la reflexión también había llegado, combatiendo ante el insistente afán de desahogarse tanto como pudiera.

Era una guerra de emociones donde el punto malo de la batalla estaba siendo controlado por aquellos guerreros que aún seguían de pie pese a la abrupta dificultad.

Un fugaz pensamiento recorrió sus entrañas, volviéndose un intruso que la animó, no importa lo poco que haya sido o si nunca debió hacerlo, así fue. Su risa baja pero real, repentina para Haruna, fue la culpante de delatarla.

Me gustas © - Inazuma eleven (F)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora