8.

169 18 5
                                    

Un día, solo había pasado un día y se sentía... vacío.

—Satoru, ¿cómo te está yendo? —tal vez fueron sus crudos pensamientos que no lo dejaban en paz, que la voz de su madre por el altavoz del celular fue un invitado no deseado para sus oídos, algo que simplemente ya no quería escuchar.

Su mirada enrojecida se clavó arriba, sin ningún punto exacto por describir, solo se perdió ahí. ¿Desde cuándo el techo tenía varias marcas de balón? Apenas se fijaba en ese detalle que seguramente fue haciendo desde que se hospedaron. El color de la pintura aún se conservaba bien, pero las manchas que yacían en el techo resaltaban demasiado, arruinando un poco la habitación y generar indicios de entorpecer la vista de la persona que llegaran a notarlas. Necesitaría aprender a no entrenar dentro, pero más importante, a disponerse a limpiar aquella suciedad cuanto antes. Sin embargo, no sentía lo mismo. Su ánimo en estos momentos se encontraba derrumbado... al igual que su corazón que se llevó consigo el estresante dolor como algo extra.

No había razón para obligarse, así que ¿por qué recomponerse de esa manera?

Inconscientemente se abrazó a sí mismo, percatándose del frotamiento que le daba a sus brazos como si tuviera frío. Endou se movió a su derecha, todavía ejerciendo esa fuerza en su cuerpo. Pero no se sentía helado. La temperatura del cuarto no estaba baja, el ventilador hacía su trabajo sin problemas, nada lo haría sentirse de esa manera. Solo quería reconfortarse, reconfortarse por él mismo y nadie más, como lo ha estado haciendo para recuperarse. No obstante, tras distraerse en la cómoda frente a sus ojos, volvió a caer en cuenta que siempre desperdiciaba su patético apoyo porque ahí, en una esquina, dentro de un cuadro decorado de flores verdes alrededor del marco, la vio... la vio a ella, la vio...

Y un contundente mar de recuerdos lo golpeó, obligándolo a revivir aquella tarde junto a esa promesa que no pudo mantener.

Creer que has perdido todo en el mundo era algo decepcionante. Debía ser fuerte y demostrar que era capaz de seguir adelante, que iría aprendiendo de los errores cometidos hace poco, que analizaría lo necesario para mejorar, aunque fuera poco a poco, sin importar que ese intervalo de tiempo pasara con lentitud, y es que solo había pasado un día, era inmaduro de su parte exagerar lo ocurrido. Además, el tiempo que se dieron, la distancia que Aki pidió entre ellos, pudo haber pasado tarde o temprano. Era parte de la vida, no siempre la felicidad estaría presente en una pareja, ¿verdad?

Sin embargo, ¿por qué solo fantaseaba con lo anterior y no actuaba de una vez? Desconocía sobre llevar la situación de la mejor manera posible, no sabía cómo estar calmado cada vez que veía sus fotos o si era correcto quedarse encerrado en la habitación. ¿Acaso pondría el mismo pretexto en la mesa, ese de que lo sucedido era actual? ¿Qué rayos era lo mejor para no sentirse tan acabado? Al fin y al cabo, no tenerla a su lado por primera vez se convertía en un momento tan triste y nostálgico, como si la vida le quisiera decir que sí había perdido algo en realidad.

—No sé qué hacer, Aki, estoy muy confundido y... —parado frente al mueble y sosteniendo el cuadro, Endou dejó escapar un suspiro con irritación.

El miedo aún estaba en él, haciendo más complicada la situación. Pero claro que el miedo seguiría ahí si nunca se dispuso a cambiar nada verdaderamente, y esa emoción se daría la tarea de absorber cada otra emoción suya si pensaba que el momento presente no podía superarlo solo. Había caído tan bajo en su propio hueco que ni siquiera llevaba consigo las fuerzas suficientes para salir de él. Necesitaba sus consejos (al parecer), necesitaba verla, pero sin el problema que surgía entre ambos (cuanto antes), necesitaba... simplemente la necesitaba, de verdad que la necesitaba (otra vez...)

¿O también se equivocaba en ello?

Endou permaneció observando la foto, mas esta vez con la duda rodear sus ojos.

Me gustas © - Inazuma eleven (F)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora