El amor de la Serpiente ¿QUIÉN ES? (Saga EADLS)

Parte 23💜

Este capítulo contiene escenas de sexo, por lo que le recomendamos que si no son mayores de edad no lo lean. +18🔥 Por fin a llegado, el momento que tanto habéis estado esperando 💕 espero y les guste ya que intenté que saliese lo más perfecta posible.

A pesar de la tranquilidad que me trasmitían, aún así me encontraba nerviosa. Abran corrió su mano hacia mi abdomen y empezó a bajar suavemente mientras yo besaba a Héctor, los labios de Abran se sentían muy suaves. Cuando se iba aproximándose siento que me quita el short, en ese momento apreté mis piernas y paré de besar a Héctor.

—¿Está bien? relájate nosotros te guiaremos —me murmura Abran al oído.

Me intenté relajar, pero no podía mis nervios eran más poderosos que yo. Héctor pasó su lengua por mi cuello y no pude evitar un escalofrío por todo mí cuerpo. Abran se levantó y empezó a besar mi abdomen bajando lentamente. Siento que mi short se baja aún más. Pero no tenía el valor de mirar.

Héctor siguió besándome, sus músculos eran palpables con mis manos mientras acariciaba su espalda. Al sentir la húmeda lengua bajando lentamente mis piernas empezaron a temblar y mi corazón se aceleró al igual que mi respiración.

—¿Estas lista? —pregunta Abran muy excitado.

Respondí con mi cabeza aún sabiendo que no lo estaba. Héctor se quitó su short quedándose en ropa interior, después los dos se quitaron sus pulóver quedando la parte superior totalmente desnuda.

Sentía una rara sensación en mi parte, se sentía mojado, me daba satisfacción pero a la vez vergüenza y los nervios eran inevitables. Una satisfacción absoluta estremece desde donde se encontraba Abran hasta la punta de mi pelo.

Siento que se detiene. Abran besa mi cuello y aquella sensación regresa nuevamente. Se trataba de Héctor, si tuviera que elegir entre los dos para transmitirme esa satisfacción con su lengua escogería a Héctor, se sentía más profundo literalmente.

—¿Estas lista? —pregunta Héctor.

—Si —respondí casi en susurro ya que la satisfacción me invadía.

Abran se detiene y se termina de desnudar al igual que Héctor.

Héctor sube mi pierna delicadamente —¿Estas segura? —repite excitado.

—Más que nunca en mi vida —le respondo.

Siento algo que penetra mi cuerpo, un dolor recorre todo mi cuerpo. — Aah. —No pude evitar gemir. Era un dolor muy fuerte acompañado de una especie de vibración que recorre cada centímetro de mi cuerpo. Pero sin duda era satisfactorio.

Abran no paraba de besarme mientras yo acariciaba su pecho y abdomen —Ah Ah. —Cada vez el dolor se intensificaba. —Para —le digo una vez que sentí algo brotar de mi parte. Quería ver de qué se trataba. Me siento en la cama, una mancha de sangre había manchado la sábana.

—No te asustes —dice Abran al ver mi rostro asustado. —Es completamente normal.

—Continua —le ordené a Héctor.

Héctor y Abran se besaron. Héctor se detuvo y Abran tomó su lugar. A pesar de todos los nervios de aquella sangre y la vergüenza que sentía, no podía parar.