Parte 9💜

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Estaba paralizada, mi corazón se detuvo por un par de segundos. Era gay, no podía creer que mi Titán de fuego fuera gay.

Una vez que salí de aquel estado de parálisis, cerré la ventana lentamente sin hacer ruido, para que mi madre no se despertara. Bajé las escaleras en absoluto silencio hasta llegar a la puerta principal.

No hacía ni un solo ruido, más bien me parecía un ninja.

Tomé un abrigo que se encontraba justo en frente de la puerta y me lo puse, estaba haciendo mucho frío. Me coloqué la capucha del abrigo y metí mis manos en los bolsillos. Atravesé el jardín hasta llegar a la casa de la abuela de Abran.

La puerta principal aún se encontraba abierta y entré. Una vez entré a la casa, una escaleraun escalera enorme dividía la sala, habían tantas habitaciones que no sabía cuál era la de Abran.

Oí algunas voces en la parte superior de la escalera, pero solo pudepuede identificar una, era Abran. Subí las escaleras hasta llegar arriba, habíahabían varias puertas, pero solo una se encontraba entreabierta. Me acerqué suavemente para no hacer ruido.

Mi corazón andaba a mil por segundo, parecía que estaba corriendo una maratón. Una vez llegué a la puerta la abrí lentamente. No sabía que me aterraba más, si la idea de que fuera gay o que me colé en su casa como una ladrona.

Abrí la puerta lentamente y miré por una pequeña rendija. Alcancé a ver a Abran, se encontraba desnudo, bueno totalmente no, tenía una esquina de la sábana tapando sus partes íntimas. Mis ojos no podían despegarse de su extraordinario cuerpo.

En ese momento el hombre que había entrado a la casa con Abran ya no tenía abrigo, estaba en ropa interior, pero con su cara tapada con un gorro. Su cuerpo era musculoso, muy parecido al de Abran. Abrí un poco más la puerta para poder ver más. Se acostaron en la cama. Y Abran le quitó la capucha, por desgracia se encontraba de espaldas y no puede ver su rostro.

Abrí un poco más la puerta y me incliné hacia delante un poco. Mis pies perdieron el equilibrio y caí de rodillas, la puerta se abrió por completo. Abran se levantó rápidamente y se tapó su cuerpo con la sábana.

El chico misterioso corrió hacia el baño tapándose el rostro y no me dió tiempo a ver su cara. Estaba muy asustada y a la vez nerviosa. Abran abrió su boca para decirme algo, pero justo antes de que lo hiciera salí corriendo.

Bajé la escalera a toda velocidad, por suerte no me caí. Una vez que llegué a la puerta, miré hacia atrás, vi a Abran parado en el último escalón de la escalera.

Un relámpago surcó el cielo y empezó a llover, con tal intensidad que sentía hasta la más mínima gota chocar con mi cuerpo.

La decepción inundaba mis venas hasta llegar a lo más profundo de mi ser. Una vez llegué a la puerta de la casa la abrí, subí a mi habitación y me sequé el cuerpo.

—¿Cómo no me di cuenta antes? ¿No es posible que sea gay, ahora estoy más confundida que nunca? ¿Su novia no era  Allison?...

Después de que un millón de preguntas pasarán por mi cabeza me acosté en la cama hasta quedarme dormida.

Cuando abrí los ojos me levanté agitada.

—¿Acaso todo había sido un sueño? —pensé.

Miré por mi ventana y el día estaba lluvioso, era unos de esos días que me gustaban, independientemente del clima era también porque mi madre trabajaba el sábado por la mañana hasta la noche. Cepillo mis dientes y bajé hacia la cocina para desayunar algo.

Fui directamente a la cocina y tomé un paquete de frituras de papa que eran mis favoritas. Mientras preparaba mi tazón con frituras y un vaso de jugo pude notar que la televisión se encontraba encendida.

—¿Acaso mi madre no fue a trabajar? ¿Es raro, ella era muy puntual y exigente con su trabajo? —pensé.

Tomé mi tazón y fui de manera silenciosa hacia la sala. Una vez que llegué, me di cuenta de que no se trataba mi madre la que se encontraba viendo la televisión, era Abran.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, casi se me cae el tazón de las manos. Se encontraba acostado en el mueble con un tazón de mis amadas frituras, viendo el fútbol.

—¿Qué demonios hará en mi casa a estas horas? ¿Será un plan para asesinarme y no dejar rastro de mi existencia?

Mientras todas aquellas preguntas rondaban por mi cabeza, lo que estaba segura era que si mi sueño hubiera sido realidad, lo más probable es que ya estuviera muerta.

—¿Qué haces aquí? —pregunté enojada.

Él sólo me miró por encima de su tazón y se levantó del sofá. Empezó a caminar hacia mi.

—Estoy muerta, este será mi fin —pensé.

Mientras caminaba hacia mí yo daba un paso hacia atrás para mantener la distancia. Pero todo fue en vano, ya me encontraba acorralada contra la pared de la cocina y él a solo unos metros de mi.

—Oh no este será mi fin —pensé.

Él caminaba hacia mí muy despacio.

—Acaso estará pensando cómo asesinarme y deshacerse de mi cuerpo sin dejar evidencias —no sabía porque esas ideas pasaban por mi cabeza, solo lo pensaba.

—Estás en problemas Isabel —me dijo en un tono amenazador.

—Acaso me está amenazando. Ya sabía que estaba en problemas y en uno muy grave —aquellas ideas perturban mi cabeza.

—Entrégame mis confituras —Extendió su mano hacia mí para indicar que se las entregara.

—No —mi respuesta fue instantánea.

Colocó sus brazos uno a cada lado de mi cara, justo como el día que nos conocimos.

Mi respiración se detuvo y mi corazón se aceleró. Sabía lo que había visto en la casa de su abuela, pero sabía que en el fondo le gustaba. Mis ojos se cerraron, esperando su beso.

—Que tonta eres, ¿de seguro pensaste que te besaría? —abrí mis ojos al oír su pregunta.

Un enojo recorrió hasta el más mínimo rincón de mi cuerpo.

—Yo nunca besaría a un chico gay como tú —le dije muy enojada y en un tono fuerte.

¿Qué acabo de decir?

El amor de la Serpiente ¿QUIÉN ES? (Saga EADLS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora