Parte 7💜

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En cuanto sus labios tocaron los míos, lo empujé por el pecho, separando nuestros labios y le di con mi mano fuertemente en su cara.

—¿Qué demonios te pasa? —le pregunté muy enojada mientras lo miraba pasándose la mano suavemente por la cara —¿Acaso eres imbécil? —pregunté nuevamente al ver su completo silencio.

—Lo que me pasa es que... —no terminó la frase y se levantó de la mesa marchándose.

No había entendido su reacción en el comedor y mucho menos lo del beso. Alguien golpeó la puerta muy fuerte y me interrumpió mis 5 segundos de soledad. Era la chica del comedor.

—¿Me podrías decir qué mierda te pasa? —preguntó enojada mientras colocaba sus dos manos fuertemente encima de la mesa, justo enfrente de mí.

—A mi, nada —respondí mientras se me escapaba una ligera sonrisa de burla.

—Me hiciste quedar como una tonta en el comedor delante de todos —me reclamó.

—Tu problema —mi respuesta fue instantánea.

Abrió su boca de tal manera que se podía ver claramente la cara de sorpresa al oír mi respuesta. Pero después de aquellas palabras giró su cuerpo y salió.

Estaba paralizada, ni yo misma podía creer lo que le había dicho a esa chica. Pero bueno no me podía quejar, por primera vez no quedaba como la imbécil número uno del instituto. Una vez que terminaron las clases salí del instituto. Justo cuando iba a cruzar la calle siento que alguien grita mi nombre.

—Isabel...

Me volteé enseguida para ver quién era, se trataba de Héctor. Venía corriendo para alcanzarme. Una vez que llegó hacia mí, empezamos a caminar juntos, pero después de varios segundos de silencio.

—Perdona la actitud de Abran, es que él es un tanto dominante y pierde el control cuando alguien amenaza a alguien de su "manada", si así se puede llamar —al decir aquellas palabras se le escapó una ligera sonrisa.

—Mira no entiendo como un chico como tú se puede llevar bien con un imbécil como Abran —comenté.

—Es que somos... —se detuvo antes de terminar la frase.

—¿Cómo? —pregunté confusa al ver que no había terminado.

—No importa, no es nada importante —respondió de manera automática.

Pude notar que se encontraba nervioso cuando hice aquel comentario de Abran. Después de cruzar aquellas pocas palabras, por fin había llegado a mi casa.

—Nos vemos mañana —se despidió Héctor una vez que me paré justo en frente de la puerta.

—Está bien.

Abrí la puerta de la casa y entré. Mi mamá se encontraba mirando la televisión. Pero en cuanto oyó la puerta se levantó enseguida.

Estaba sorprendida, era la primera vez que llegaba a mi casa y mi madre no se encontraba leyendo.

—¿Isabel tenemos que hablar? —dijo muy seria, nada que tenga que ver con esas cuatro palabras podía salir bien —Ven siéntate aquí hija.

Me senté a su lado y coloqué mi mochila en el suelo. Mi madre no paraba de mover las manos, se encontraba nerviosa.

—Mira hija cuando uno vaya a...

—¿Qué? —pregunté confundida al ver que no había terminado de hablar.

—Lo que quiero decir es —suspiró —¿Tú sabes cómo está el mundo lleno de enfermedades no?

—¿A qué viene la pregunta? —cuando la señora Nora se enreda en sus palabras la bomba está cerca.

El amor de la Serpiente ¿QUIÉN ES? (Saga EADLS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora