—Te juro que ese hombre no quiso hacerte daño, no le guardes rencor por favor—Intento razonar el coreano—Solo vino a ocupar el vacío que dejaste en Sicheng.
—Sé que hice demasiado mal, descuidé tantas cosas—Sollozó el mayor con un hueco en el pecho—Pero Sichengie sabía que no podía vivir si no estaba a mi lado.
—Tienes que olvidarlo, Yuta, aunque te haga daño, tal vez al lado de ese hombre este mejor—Habló Jaehyun angustiado—Sicheng me dijo que estaba muy bien, que fueron muchos años de soledad, que ya nunca podría volver contigo.
—¡Convéncelo! —Exigió el japonés devastado.
—¡No lo puedo hacer! —Gimoteó el menor, a punto de lagrimear—Porque me dijo que así es mejor, que por fin alguien piensa en él, alguien que tiene tiempo y le demuestra su amor.
—¡Ese tipo le mintió! —Exclamó Yuta sollozando.
—¿Por qué hablas así? —Interrogó Jaehyun—Se nota que ese hombre la quiere, Sicheng se ve mucho mejor, lo sabes y por eso te duele.
—Si pudiera hablarle, sé que comprendería, yo le haría saber que Sicheng está junto a él solo por dolor—Lloró el mayor.
—No te engañes, él realmente lo ama, acéptalo—Insistió el coreano—Sicheng me dijo que es feliz, que quiere vivir.
—¿Cómo pudo cambiar? —Se lamentó Yuta.
—Se cansó de ti, Yuta—El menor bajó la mirada—Me dijo que volvió a querer, que alguien necesita de su amor por fin.
—¡Ese hombre me lo robó! —Gritó el japonés destrozado.
—¡No fue culpa de él! —Gritó Jaehyun de la misma forma—Ese hombre no quiso hacerte daño, no le guardes rencor, compréndelo.
—¿Cómo lo sabes? —Interrogó el mayor atreviéndose a mirar al otro a con sus ojos rojos.
—No lo dudes, ese hombre es tu amigo y te quiere—Habló el coreano mordiendo su labio, debatiéndose si decir lo siguiente—Porque ese hombre... Ese hombre soy yo.