La puerta del departamento fue azotada con fuerza. Sicheng tiró su mochila al sillón con enfado. Buscó en sus bolsillos un cigarrillo y su encendedor. Se sentó en una de las sillas que había en el balcón, prendió el cigarrillo y le dio una calada. Pasó una mano por su cabello y bufó. Nada estaba avanzando y hoy había sido más decepcionante que ayer. Estaba harto, sentía que estaba estancado, era decepcionante. Bailar era lo que siempre le apasionó hacer, pero últimamente se sentía diferente, sentía que nada progresaba, por más que hiciera algo una y otra vez, se le hacía imposible mejorarlo, le seguía saliendo mal y estaba cansado. Lo estresaba la presión que le ponían para que mejore. Dio la última calada al cigarrillo y lo apagó contra el cenicero, dejando allí la colilla.
En un ataque de rabia tomó una maceta que había allí y la tiró contra la pared. Esta se hizo añicos y la flor que contenía quedó tirada en el suelo sobre un montículo de tierra. La puerta del balcón fue abierta con fuerza.
—¡Sicheng! ¿Qué es lo que... —El japonés no terminó la frase pues vio los ojos llenos de ira del otro y supo que algo había sucedido—¿Qué pasó?
—¡No puedo mas con la presión! —Exclamó el menor pasando sus manos por su cara—No aguanto más, solo quiero dejar todo e irme.
—¿Y dejar todo por lo que luchaste? ¿Hacer que nada de lo que hiciste valga la pena? ¿Hacer que pelearte con tus padres haya sido en vano? —Interrogó Yuta acercándose al otro.
—¿Y crees que fallar en todo está haciendo que valga la pena todo el esfuerzo que hice? —El chino lo miró con los ojos llenos de rabia, sin su brillo habitual y cargados de pena—Nada está saliendo como debería, estoy fallando en todo Yuta. No vale la pena seguir esforzandome por algo que no avanza.
—Sé que la estás pasando mal Sicheng, pero no puedes apresurar las cosas ni cambiarlas. Tal vez hoy te sientas como un desgraciado porque todo está saliendo mal pero tal vez mañana te darás cuenta de que dejar todo no va a solucionar nada, que no va a hacer nada más que empeorarlo. Winko, se que tienes ganas de mandar todo a la mierda pero si lo haces, te aseguro que te vas a arrepentir tarde o temprano. Tal vez sientas que nada está saliendo como tu quieres, pero sabes que con dejarlo no vas a lograr nada. Tampoco digo que no te puedes sentir mal, pero no te rindas tan fácil porque siempre va a haber malos momentos y para esos momentos tienes mi hombro para llorar—El japonés se puso en cuclillas frente a Sicheng y tomó sus manos—Tú siempre me vas a tener para cualquier cosa que necesitas ya sea que lograste algo y quieres contarmelo, o algo no salió como esperabas y tienes ganas de que te consuele. No importa lo que pase siempre voy a estar ahí para ti. Siempre tienes que recordar que eres lo más importante de mi vida y sea cual sea la decisión que tomes, voy a estar a tu lado apoyandote. Además sabes que si alguien te hace algo puedo ir a romperle la cara, yo voy a estar muy gustoso de hacerlo
Sicheng rio y dijo—No sabes lo afortunado que me siento de conocerte y de poder decir que eres mi novio. Eres la razón por la que me esfuerzo cada día por ser mejor. Te amo, Yuta—El mayor sonrió y le dio un rápido beso al chino, quien sonrió enternecido.
—Vamos adentro, que hace frío—Yuta se levantó y Sicheng hizo lo mismo—Además compré helado, podríamos ver películas ¿No?
El menor asintió efusivamente y entraron nuevamente.
Ambos eran muy afortunados de tenerse.