Ternura radical

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La jubilación no es ningún final, sino el inicio de muchas otras cosas.

💚


—¡Amor! ¿Ya está?, ¿es oficial?

—Oficialísimo, cariño, ya soy una jubilada de pies a cabeza —contestó la morena al mismo tiempo que Alba se abalanzaba sobre ella para achucharla bien fuerte.

—Madre mía, estoy que no me lo creo. Nos tenemos que poner a organizar todo lo que haremos a partir de ahora. Mira, ven, tengo un montón de ideas apuntadas en la libreta. Podríamos empezar por ir a visitar a la Mari y a Pablo a Murcia, o a Sab y Julia a Cádiz. Ay y luego nos cogemos un avión a Tenerife, que me muero por conocer al nuevo nieto de Afri y Damion.

—Para un poco, Albi. Tengo muchas ganas de volver a verlos a todos, pero antes quiero disfrutar un poquito de ti. 

La sonrisa de la rubia, que parecía no poder ensancharse más mientras fantaseaba con sus próximos viajes, consiguió estirarse hasta más allá de todos los límites.

—Y yo de ti, cielo —susurró abrazándola por la cintura.

Natalia se levantó del sofá y estiró su brazo hacia ella, ofreciéndole la mano.

—¿Bailas conmigo?

—Pues claro.

Se abrazaron quedando la cabeza de Alba apoyada en el pecho de la más alta, que escondió su nariz en la cabellera rubia para impregnarse de ese aroma que llevaba cuarenta años haciéndola sentir en casa.

Sin separarse lo más mínimo, encendió la música haciendo sonar «Te regalo» de Carla Morrison y empezaron a balancearse con lentitud, poniendo toda su atención en escuchar los latidos de la otra, en sentir las caricias suaves de sus manos, en cantarse entre susurros los versos que tantas veces las habían acompañado.

Tras la primera canción, fueron sonando muchas otras. Ambas coincidían en que estar juntas era lo mejor que les había pasado en la vida y, a pesar de los años, ese sentimiento no había desaparecido, ni siquiera se había difuminado, seguía tan presente como siempre.

—Me cuesta creer que se haya terminado una etapa de nuestra vida —susurró Natalia sin dejar de moverse ni cambiar la posición—. Voy a echar de menos el trabajo, los compañeros, los alumnos..., pero al mismo tiempo, me muero de ilusión por todo lo que viene ahora. 

—Yo también, cariño. Quiero recorrer el mundo de tu mano, como hasta ahora, pero sin responsabilidades. Solo tú y yo.

—A mí hay una cosa que me encantaría hacer antes de ponernos a viajar. Igual a ti no te apetece porque siempre que hemos hablado del tema, hemos preferido dejarlo estar, pero desde hace unas semanas me planteo lo feliz que he sido contigo y la forma en que me explota el pecho solo de pensar en que de verdad hemos llegado hasta aquí, siendo unas sesentonas que se han pasado gran parte de su vida cogidas de la mano... y no sé, me apetece mucho celebrarlo, montar una fiesta en honor a lo muchísimo que nos amamos y gritar a los cuatro vientos, una vez más, que hemos tenido la gran suerte de encontrarnos y elegirnos.

Alba estrechó su cintura un poco más fuerte para que continuara. Su mujer tenía una labia impresionante, lo sabía de sobra. Cuando se ponía en modo discurso romántico acababa siempre con los ojos húmedos de la ternura.

—Lo que quiero decir con todo este rollito ñoño es que me encantaría casarme contigo.

La rubia al fin levantó la cabeza de su pecho para mirarla a los ojos llenos de emoción.

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2022 ⏰

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