19- Sin poder cargarlo

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Para ser sincero, hacía mucho tiempo no dormía como lo hice hoy, es más, siento tan cómoda esta cama que quisiera no levantarme de ella.
Dios, no hay corrientes de aire, tampoco hace frío, no hay luz entrando por ningun lado, las sábanas son lo suficientemente calientes y suaves, como un abrazo de oso, me hace recordar un poco a mi antiguo hogar con mi madre y hermanos... Claramente con menos ruido, pero cálido al fin y al cabo.

— Tanjiro mi chico... Perdón que te despierte, pero creo que deberías alistarte para el trabajo. — Decía una voz muy al fondo... ¿Quien será? Probablemente esté soñando.

Todo estaba en orden, todo estaba bien... Al menos en mi sueño todo se sentía pacífico.

— Mi chico... — Sentí como si al lado mío alguien se sentara, lo supe gracias a que la orilla de la cama se hundió.

— Nhg... — Me removía entre las sábanas cubriendo hasta mi cabeza en un intento de alejarme de aquello que interrumpía de mi plácido sueño.

Escuché entonces una estruendosa risa que me hizo darme cuenta... Que esto no era un maldito sueño.
Oh mierda.
Mis mejillas se colorearon de rojo, seguía aún debajo de las sábanas, pero el sueño finalmente me había abandonado.

— ¿K-K...K-Kyo.... Kyojuro-san? Titubeé intentando alejarme de a poco.

Dios que vergüenza estoy sintiendo en estos momentos.
No... Un momento... ¿Donde estoy?

— El mismo, buenos días. — Saludó alegremente.

Yo por mi parte, hecho un manojo de nervios, retiré la cobija con cuidado, estoy totalmente seguro que mi rostro en estos momento es del color de un tomate maduro, de esos listos para hacer una exquisita salsa.

No contesté a su saludo, es más, cuando lo miré sonriente sosteniendo una taza de café en sus manos no pude evitar preguntarme de nuevo... ¿Donde estaba? Más importante, ¿Que sucedió anoche?

 ¿Donde estaba? Más importante, ¿Que sucedió anoche?

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Oh Dios.

— ¿Te sientes bien? — Dijo con una voz calmada y con un tono lleno de curiosidad por mi extraña y tal vez exagerada reacción.

— Y-yo... L-lo siento, debo irme yo... ¡REALMENTE LO SIENTO! — Alcé la voz debido a la gran vergüenza que estaba sintiendo en esos momentos.

Podía sentir a la perfección como mi rostro se comenzaba a calentar y mis manos a ponerse frías como el hielo, Dios... No recuerdo absolutamente nada.

— Calma calma. — El me intentó callar con amabilidad muy propia de él. — No grites, por favor... Tojurou esta dormido y no quiero que despierte aún.

Un momento... ¿Tojurou? Acaso... Acaso ¿Estoy en la casa de Rengoku-san?
Fue solo entonces que bajé las sábanas y observé a mi al rededor.
En efecto, logré concluir que estaba en una habitación que no era mía, en una cama de un hombre que es mi amigo con él cerca de mi, aún vistiendo mis ropas de ayer, las paredes un poco pequeñas, pero bien decoradas y una pequeña cuna al lado.

Esto Duele [GiyuuTan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora