24- Una chispa

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No mentiré, sentí una punzada en el pecho.

— ¿Sumiko? — Le pregunté aún dándole la espalda.

Es extraño, pensé en serio que no recordaba nada de nuestro pasado, no tiene sentido alguno que pregunte por ella.
¿Verdad?

— Y-yo... No lo sé. — Su voz parecía agitada, como si estuviera débil o hubiera corrido un maratón de 5 kilómetros. — Solo escuché mi propia voz en mi cabeza diciendo "Sumiko" repetidas veces. — Pude escuchar como él ponía su espalda contra la pared.

— Oye, ¿Te soy sincero? — Suspiré y me abracé a mi mismo intentando amntener la calma. — Realmente me gustaría explicarte esto con lujo de detalle, hay cosas que guardarmelas no me hacen bien y esta es una de ellas. — Me di media vuelta para poder mirarlo.

Él estaba aún con su mano sobre la frente, sudaba a mares y mantenía los ojos cerrados probablemente debido a la confusión que su propia mente le habia provocado hace a penas un par de minutos atrás.

— No sé si yo ya te había dicho con anterioridad que... — Tragué saliva debido al mismísimo nerviosismo. — He pasado por cosas demasiado difíciles a lo largo de estos 5 años, cosas que realmente no sé cómo logré superarlas, pero mírame. — Seguía yo abrazándome a mi mismo. — Estoy aquí de pie hablando contigo cuando se que antes esto yo no lo habría podido hacer, es un avance para mí.

— Yo estoy muy feliz por lo que has logrado. — Me dijo él tan tranquilamente como si no se estuviera casi desmayando.

Me acerqué más a él, estaba pensando si realmente involucrarme más, pero a este punto eso ya era lo de menos... Supongo que ya estoy cansado de huir de todo y todos.

Lo rodeé con mis brazos temblorosos, él se sorprendió ante mi acción y claro, ¿Quien no lo haría?
Me quedé un momento así con él, podía escuchar a esa altura el corazón de Sato latir aumentando su ritmo cada vez más.

Poco a poco lo fuí guiando hasta el suelo para quedar ambos de rodillas, él no estaba en sus 5 sentidos, ¿Un vestigio de su memoria pasada? Suena algo bastante posible.

— Gracias, mis piernas temblaban demasiado, sentía que me caería en cualquier momento. — Soltó una risita nerviosa. — Pero ya estoy mejor, puedes soltarme.

Me quedé un momento más así sin soltarle, cosa que sorprendentemente él no negó.

— No quiero. — Contesté luego.

Era muy cómodo, aún sentía que ese pecho me daba seguridad y calor aunque en esencia fuera otra persona.
Me daba igual, ya todo daba igual.
Tal vez sencillamente todo este tiempo yo me negaba a verlo debido a mis traumas pasados, pero Sato... Es de verdad una buena persona, muy amable y noble.

— Estoy cómodo aquí.

Cerré entonces mis ojos dejándome llevar cada vez más.
Es increíble cómo aún sin recordarme es capaz de hacerme sentir tan extrañamente tranquilo.

— Sumiko... Era una bebé, uno de nuestros hijos. — Comencé a contarle aún sin abrir los ojos. — Tomioka Sumiko.

— Es un nombre muy hermoso. — Sato movió su mano derecha hacia mis cabellos, acción que me hizo sentir unas extrañas cosquillas, pero no de esas que te hacen reír si no más bien de esas que te dan cuando estás en extremo relajado. — Como el tuyo, es muy lindo.

Sonreí.

— ¿Te gustaría conocerla? Antes solíamos visitarla los dos juntos, no vivamos con ella.

— Si tu me lo permites yo estaré feliz de conocerla nuevamente.

— Claro que si, solo déjame prepararme aún más e iremos los dos.

Esto Duele [GiyuuTan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora