Ella entró a regañadientes y observó atentamente cómo el chico encendía el auto. Era tan lindo por dentro como por fuera, pero no podía esperar menos de un ferrari traído directamente desde Italia sólo para él, gracias a Miranda.
Continuó analizando al chico y la forma en que sus dedos se ceñían contra el volante hasta que él se dio cuenta de ello.
-Tómame una foto si quieres, eso te durará más.-dijo él burlonamente, haciendo que ella diera un respingo-Uy... alguien se asusta con facilidad, eh.
-Lo siento, es que estaba algo...-dijo ella, apartando la mirada-distraída.
-Si, viéndome. Es gracioso, pareciera que te gusto...-dijo él con una sonrisa pícara-por cierto, ese tal Ashton, se veía... simpático.
-¿Qué con Ash?-bufó ella-Es sólo un idiota.
-Pensé que era tu novio-dijo él extrañado.
-Uh, si... pero eso no le quita lo idiota,-se corrigió a si misma-y nada lo hará, créeme.
-Bueno, más le vale que te cuide bien si no se las quiere ver conmigo-bromeó Matt, aunque no sin un poco de verdad-no me gusta que hieran a las chicas, menos cuando me agradan.
Ella no pudo evitar sentirse culpable, y también un poco confundida... ¿eso había sido una confesión? Deshechó el pensamiento de inmediato, porque no le iba a ser útil, en cambio, sólo iba a complicar aún más la vida, si eso era posible.
Matt continuó conduciendo por un largo rato hasta que logró llegar bastante cerca de la casa de Helena, y la dejó unas calles antes por insistencia de ella.
-Supongo que nos vemos mañana en la escuela, Matt-dijo ella, inclinándose hacia la ventanilla-Ehm, buenas noches ¡Descansa!
-Si, igual tú, creo.-respondió torpemente-Adiós.
Él se marchó rápido, dejándola atrás con un "lo siento" en la boca, pero eso estuvo bien para Helena, porque no tendría que continuar con una explicación que no deseaba darle.
-¿Dónde estabas? ¿Por qué llegaste a esta hora? ¿Quién era ese? ¿Por qué no respondes?
-En casa de un idiota, se me hizo tarde, mi amigo Matt, y no me diste tiempo de responder...-soltó ella con una sóla bocanada de aire, así que sentió que se ahogaba al terminar-Ashley, no eres mi madre. ¡Puedo cuidarme sola!
-¡Me dijiste que llegarías al café! ¡Pero no apareciste! ¡Ni llamaste! ¡Desconsiderada!-decía mientras blandía un palo de hockey por los aires-¿No pensaste en mí? ¡Estaba preocupada! ¡Ni un mensaje! ¿Qué esperabas que hiciera?
-Baja ese maldito palo ahora mismo, Ashley.-gritó su hermano alterado-Bebé, ¿te encuentras bien?
-Ahm, si, e-eso creo, gracias-respondió Helena, turbada.
-No estaba hablando contigo, pelirroja tonta pero muy atractiva...-gruñó su amigo antes de lanzarse hacia su hermana para arrebatarle el arma improvisada que tenía bajo su poder-¡Mi bebé! Ash, ya te he dicho que no toques a mi precioso.
-Es sólo un palo de hockey, por dios, Ashton-exclamó ella, quitándose un mechón de cabello del rostro-Puedo comprarte otro si quieres, uno mejor.
-¡AHHHHH ¿CÓMO TE ATREVES, BESTIA?!-dijo el en un grito ahogado-No puedes reemplazar a mi bebé, es mi palo de la suerte.
-Pero tú juegas fútbol, idiota-replicó Helena, con una sonrisa burlona.
Como Ashley estaba tan molesta con su amiga, decidió pasar por alto el comentario que acababa de hacer, por más cierto que fuera, y se limitó a responderle a su hermano.
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THE DIAMONDS' GARDEN
RomanceHelena Clark es una joven estudiante de diecisiete años que ha tenido más trabajos de medio tiempo que novios en toda su vida. Siempre ha luchado por ayudar a sus jóvenes padres, y junto a sus hermanos menores, Noah, Avery y Simon, han salido adelan...