CAPITULO 32 (FINAL)

313 15 9
                                    

Narrador omnisciente

Sadie se encontraba fuera de la oficina de Millie, hace 3 meses que se reencontraron y todo había marchado muy bien. Sadie le contó a Millie lo que había sucedido durante 5 años y Millie hizo lo mismo. Le contó que jamás pudo estar con alguien más de manera sentimental ya que jamás dejó de amarla, Sadie claramente se sorprendió y se reprendió mentalmente por haber sido tan idiota al marcharse y como si fuese poco, estar a punto de casarse con otra mujer. Ahora, las cosas iban bastante bien en su relación, aún no eran una pareja oficialmente ya que estaban tomando sus tiempos para que esta vez funcionara de verdad.
Millie salió del edificio muy sonriente, estaba empezando un nuevo libro y Sadie no podía sentirse más orgullosa, claro, se titulaba "El Sol y la Luna" y sobraría decir que Millie quería que el cuadro de Sadie fuera la próxima portada de éste. Millie pensaba narrar su historia con Sadie, desde el momento en el que chocaron en los pasillos de su preparatoria y ni si quiera se vieron hasta el momento en el que se reencontraron. Millie observó a Sadie recargada en su lindo Audi y sonrío, se decía a sí misma que para cuando Sadie daría el paso de pedirle ser su novia, o si ahora tendría que tomarlo ella, no se molestó en seguir pensando en eso ya que llegó hasta Sadie y ella la recibió con un beso en la mejilla y un tierno abrazo. Les mentiría si les dijera que en esos 3 meses no se habían besado por qué realmente lo habían hecho, y mucho...

-Hola Mills.

-Hola Sads.- Dijo Millie y esta vez fue ella quien besó la mejilla posiblemente sonrojada de Sadie.

Sadie había decidido trasladar su estudio a Florida, de donde quizá nunca debió haber salido, solo quizá, igual el destino ya tiene deparado un final para todos.

-Hoy, te llevaré a un lindo lugar Mills, no tan lindo como tú pero se le acerca.- Dijo una sonriente Sadie abriéndole la puerta del copiloto a su chica. Millie antes de subir, beso su mejilla una vez más y esta vez sí que estaba sonrojada. Sadice cerró la puerta y caminó hacia su lado en el auto, subió, encendió el auto, se giró hacia Millie, sonrío, y arranco, no sin antes entrelazar su mano con la de Millie y dejar a ambas manos reposando en la pierna de Millie.

-Entonces ¿a dónde vamos?.- Preguntó Millie al cabo ya de unos minutos, pues su paciencia no era la mejor de todas y ya habías pasado sus departamentos. Por cierto, al regresar a Florida, Sadie decidió comprar un departamento ya que ella no pensaba salir de esa ciudad nunca más, y tampoco quería vivir con sus padres a sus veintitantos años de vida.

-Es una sorpresa, princesa.- Dijo Sadie a la más pequeña en español mientras elevaba sus manos entrelazadas y daba un beso en la de Mills, dejándola después donde estaban.- Por cierto, necesito que te pongas esto.- Soltó la mano de Millie y abrió la guantera donde se encontraba un pedazo de tela largo.

-¿Estás bromeando?.- Preguntó Millie y Sadie solo negó con una leve risilla, Millie rodó los ojos y se la colocó.- Me estoy poniendo nerviosa Sadie...

-No pasa nada Mills.- Volvió a entrelazar sus manos.- Aquí estoy yo y nada malo te pasara, te lo prometo, mi amor.

Lo que restó del camino solo se escuchaba en aquel auto música aleatoria, ya que Millie por su parte se quedó pensando en las palabras que Sadie le había dicho, Millie había vuelto a sentir todas esas maripositas de cuando tenía tan solo 18 años y conoció a la ojiazul. Y Sadie solo pensaba en lo que estaría a punto de suceder.

Al fin el auto paro, al igual que el corazón de Sadie y Millie. Sadie bajó y Millie no pudo estar más nerviosa hasta que escuchó la puerta de su lado abrirse y las manos de Sadie en las de ella ayudándola a bajar.

Caminaron unos metros más hasta la entrada del lugar y le quitó la venda a Millie. La sonrisa que tenía Millie en los labios se borró y se giró hacia Sadie la cual sonreía divertida, la jaló del brazo antes de que dijera algo y se adentraron al lugar.

Una vez dentro Millie pudo ver la casa perfectamente amueblaba y obviamente al estilo Sink que por cierto le encantaba, la casa era muy grande, no en exceso pero lo era, al entrar se encontró con una antesala y quizá un baño a la derecha, continuaron caminando y Sadie no soltaba la mano de Millie la cual tan sólo miraba perpleja todo.

Sadie se manejaba con seguridad en la casa, y hacía comentarios haciendo que el corazón de Millie solo palpitara con más rapidez. Subieron unas escaleras y pudieron ver la hermosa vista de daba una recámara que Sadie denominó como "nuestra recámara"

-Millie, ¿ya viste lo que hay en la arena?.- Preguntó Sadie a su amada con un tono sumamente despreocupado. Millie se inclinó un poco para poder ver lo que Sadie mencionaba pero solo puso encontrarse con un gran "¿quieres casarte conmigo?" Millie comenzó a derramar lágrimas, lágrimas que no cesaban por más que paraba, al girarse se encontró con Sadie sobre una de sus rodillas con una cajita en mano .

-Sabes, yo sé que no hemos tenido la mejor de las historias, ni el mejor desenlace ni nada de esas cosas cliché que todos deberían tener, sin embargo, creo firmemente en nuestro amor y creo que deberías casarte conmigo por qué soy sumamente linda, soy sexy soy una excelente fotógrafa y pintora, sin duda una artista con la música también. Pero aún así la afortunada no serias tú, si no yo por tener la dicha de tener a mi lado a la mujer más hermosa del planeta y la mejor escritora también. Me encantaría tener hijos contigo, formar una gran familia feliz en estas paredes, te amo Millie Bobby Brown y sé que no ha sido el mejor discurso ni el más inspirador pero es de corazón y quiero que todo lo de más que suele decir una pareja cliché lo compruebes tú misma. Entonces, Mills ¿te casarías conmigo?.- Dijo mientras abría la pequeña caja revelando un hermoso anillo.

Millie no podía con sus lágrimas y simplemente se hincó frente a Sadie y la besó susurrando entre cada beso que sí quería y que la amaba. "Si quiero" decía entre cada beso haciendo sonreír a Sadie. No era un típico anillo, este semejaba dos cuerdas que no podrían zafararse y era lo que más amaba Millie de el. A Millie le sorprendía que Sadie pudiera darse una casa así pero pues después comprendió que todas las pinturas que hacía desde hace años se vendían bastante bien, y lo seguían haciendo. Después de continuar viendo la que sería su casa llamaron a sus familiares para avisar que la boda sería en tan solo 1 mes. Millie pensó que ahora si tendría una vida al lado de su amor eterno. De su verdadero amor, de su Sadie. Y quizá, repito, solo quizá esta vez se cumpliría y Sadie esperaba lo mismo.




El Sol y La Luna // SILLIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora