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Habían pasado casi dos días desde que estamos en este tren.

La gente gritaba desesperada, otros simplemente lloraban y los demás solo estabamos en silencio procesando todo.

De un momento a otro el tren se detuvó.

Poco después entró un soldado con una especia de porra con la cual empezó a hacer ruido haciendo que todos nos sobresaltaramos.

Al salir de aquel vagón pudé notar que el clima había cambiado, las señales estaban en otro idioma.

Varios compañeros afirmaban que nos encontrabamos en Sobibór, situada en Polonia.

De repente los soldados se pusierón en distintos sitios y comenzarón a hablar en alemán.
De un momento a otro nos dirigiamos a el campo de concentracción.

Al llegar a aquel terrorifíco lugar nos dividierón en distintas habitaciones.

Al entrar donde me habían asignado pude notar muchas literal vacias, así que me dirigí a la primera libre que ví.

Había muchos ancianos y niños asustados por sus vidas.
En la parte de abajo de mi litera se colocó un chico de unos pocos años más de edad.

- Hola. - Dijo aquel joven.

- Buenas. - Le respondí.

- ¿Como te llamas? - Hablo cortés mente.

Le dijé mi nombre mientrás me observaba con una sonrisa.

- Yo soy Kim Namjoon. - Respondió mirando hacía el suelo.

Kim y yo estuvimos hablando un poco, por lo que pudé deducir él había pasado por algo parecido a lo mio.

Mientrás hablabamos entrarón varios soldados gritando frases que no entendiamos.

Nos dierón un uniforme con unas rayas.

Nos pusimos inmediatamente aquella ropa.

Esos uniformes tenían unos números en la derecha.

El mio era el 13367.

Minutos más tardes volvieron a aparecer unos cinco soldados haciendo que nos pusieramos en una fila.

Empezarón a hablar y una persona de mi misma sala se ofrecio de traductor.

Basícamente nos explicarón las normas basícas.

Al terminar nos llevarón a una zona donde teníamos que trabajar cargando unas piezas de mucho peso.

Los niños y ancianos se quedaban sin hacer nada por su edad.

Teníamos que cargar las piezas, hacee filas y colocarlas en el otro lugar.

Después de estar así un par de horas ninguno podía moverse, sentía como mis manos estaban sangrando y con ampollas.

Los soldados se acercarón y nos dierón un diminuto trozo de pan y nos mandó de regreso al barracón.

Al llegar a mi litera, me dolía mucho todo el cuerpo, me tumbe pensando en como estaría madre.
Al pensar en ella también recordé al pelinegro.

-¿Sabrá que estoy aquí o ni siquiera se habrá dado cuenta? - Pensaba inquietamente.

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Pasarón casi dos días desde que estoy en esté tren.

No pudé descansar bien al saber que el castaño se encontraba en aquel infierno.

El tren se detuvo en aquel campo de concentracción.

Cogí mi única maleta y baje de aquel transporte.

Varios capitanes me hablarón, yo no prestaba mucha atención.

Fuí directo a la habitación donde se hospedaban los soldados, capitanes y generales.

Era todavía pronto así que me dispusé a ir a la sala de información donde se encuentra todas las fichas de cada judío.

Al entrar me puse a revisar cada ficha, había tantas personas que no encontraba al que buscabá.

Está sala estaba prohibida, solo podían entrar los vigilantes ni siquiera yo podía estar aquí.

Sentí como la puerta se abría y mi corazón se paró por unos segundos.

Levanté las manos y las coloqué en mi cabeza.

- ¿Yoongi? - Habló.

Al girarme no podía creerme quien era.

- ¿Jin? ¿Que haces aquí? - Susurré sorprendido.

- Soy el vigilante, Min. Y ahora creo que merezco una explicación de por que estás revisando unas fichas. - Habló con curiosidad.

Sabía que Kim era de confianza y me venía genial un poco de ayuda.

- ¿Se te ha ido la cabeza Min? - Gritó el mayor.

- ¡Habla más bajo! - Susurré haciendo un gesto para que bajará la voz.
- ¿Y tú padre sabe que su hijo está persiguiendo a un judío? - Dijó Jin en voz baja.

- Kim, llevamos muchos años siendo amigos. Necesito que me ayudes, es importante. - Me quejé mientrás me arrodillaba.

- Está bien. Pero me debes una muy grande. - Suspiró dirigiendose hacía la mesa con los documentos.

Nos repartimos las fichas y empezamos a buscar.

Se buscaba por el número del uniforme.

Llevabamos una hora sin exito y el turno de Jin terminaba ahora, así que tuvimos que retirarnos.

Al salir de aquella sala caminabamos por los pasillos y pudimos ver a varios soldados llevando a personas mayores a las cámaras de gas.

Una campana empezó a sonar, quería decir que la hora cenar había llegado.

Eso quería decir que todos los soldados, capitanes y generales estarían en aquella sala cenando.

No iba a perder la oportunidad de encontrar al castaño.

- Jin. - Dije haciendo que el mayor parara de caminar.

- Voy a aprovechar que todos están en la cena para ir a buscar a los barracones a Jimin. - Susurré haciendo que pusiera una cara de terror.

- ¿Estás loco? - Mencionó en voz baja.

- Si alguno quiere salir distrailo con algún tema de conversación. - Murmuré ganandome una mirada de desaprobación de Jin.

Minutos más tarde camine lo más rápido que pude hacia los barracones.

El problema es que había muchas personas y iba a tardar más.

En cada habitación que entraba todos mi miraban con miedo y cuando preguntaba por el castaño algunos me decían que no sabían o me señalaban a otro que no era Jimin.

Había pasado media hora y tuve que volver a la sala donde se encontraban todos cenando sin ninguna preocupación.

- ¡General! - Gritaba la mayoría que ya no estaba sobría.

Me senté al lado de Kim que comía tranquilamente.

- ¿Lo encontraste? - Susurró.

- No. Es imposible. - Dijé desesperado.

- Mañana harán unos analisís médicos y me los enviarán para ver que judíos pueden seguir trabajando. Si tú castaño es débil entoncés no lo vas a encontrar nunca. - Respondío Seokjin.

- Los enviarán a las cámaras de gas. - Dije con preocupación.

- Tranquilo, el doctor es amigo mío intentaré negociar con él si sale en mal estado. - Habló nuevamente el mayor.
La cena terminó y cada persona se dirigió a su habitación.

En mi habitación solo se oían ronquidos.

Pero yo no podía dormir pensando en que a ese castaño le podría pasar algo si no intervenía.

Balle perdueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora