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Eran las cuatro y cincuentacinco.

Había llegado unos minutos antes para poder estar listo.

Vi a el castaño llegar.

- Hola. - Dijó con una sonrisa.

- Buenos días, señor Park. - Susurré acercando su cuerpo al mío.

Nuestros labios se rozarón formando un bonito beso, segundos después nos separamos al oír un ruido.

-Ven. - Le cogí de la mano y lo lleve a una pared alejada para que nadie nos pudiera ver.

Le extendí una ropa.

-¿Y estó? - Soltó una pequeña risa, mientrás dirigía su vista hacía mi mirandome confuso.

- Vamos a fingir que eres tecnico. - Hablé.

- No puedes decir ni una palabra o sabrán que no eres alemán. - Susurré.

- Entendido, mi General. - Dijo en voz baja.

Minutos después Jimin ya tenía puesto el uniforme de tecnico.

Ambos nos encaminamos hacía aquella sala pero antes de poder llegar nos detuvieron unos soldados.

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- General, usted no puede entrar ahí. - Menciono uno de ellos.

- Él es tecnico y voy a pasar con él para comprobar que no robé alguna ficha. - Habló ahora Yoongi con tranquilidad.

Después de minutos de insistencia los soldados nos dejarón pasar.

Una vez dentro el pelinegro cogió una silla colocandola en la puerta para que nadie pudiera acceder a aquella sala.

- ¿Donde está el telefonó? - Mencioné en voz baja con nervios.

- Aquí. - Dijó.

El de cabellos oscuros lo conectó haciendo que empezará a sonar el tono de llamadas.

- ¿Hola? - Habló una persona en francés a través del telefonó.

- Hola, aquí desde Polonia. - Respondío Min en Francés.

- ¡Nazis! - Mencionó el de la otra línea hacíendo que los de su misma sala se alterarán.

- Dejeme terminar. - Habló Yoongi haciendo una pausa.

- Los alemanes han descubierto que van a venir los Estados Unidos a salvar a los judíos. - Respondió Min.

- Necesitamos que vengan rápido o morira más gente. - Dijé en modo de desesperación.

- Ya hemos enviado tropas. - Mencionó el Francés, ahora más calmado.

- Pero necesitamos que los judíos se enfrenten contra los alemanes para poder atacar más fácilmente. - Volvío a decir.
- De acuerdo. - Murmuró Yoongi.

- ¿General, le queda mucho? - Hablo alguien desde afuera de la diminuta sala.

Min cortó la llamada quitó la silla y ambos salimos.

- Ya está, ya funciona otra vez. - Respondió el General.

- Gracias. - Murmurarón ambos soldados mientrás me hacían una reverencia.

Los dos nos dirigimos a la pared alejada para que me pudiera cambiar.

Me iba a ir a los barracones para explicarle el plan a mis compañeros pero el pelinegro me detuvo haciendo que me girara.

Balle perdueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora