Caerte en una fuente a las dos de la mañana con una persona que ni conocías era la cosa más vergonzosa que le había pasado a Izuku, pero aquel encuentro desencadenaría muchas cosas
Tanto buenas como malas y todo por una boda y unos ojos azules.
Dab...
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Capítulo largo (+18)
Las horas habían pasado rápido, Bakugo había llegado hace unos minutos, ahora Izuku y sus hermanos se encontraban arreglándose para cuando Dabi llegará a por ellos.
Izuku estaba abrochando su chaquetón negro cuando el timbre sonó sabiendo ya de quién se trataba llamó a sus hermanos y salió con ellos de la mano mientras se despedía del rubio cenizo que estaba tirado en el sofá y que parecía más muerto que vivo.
Cuando salió a la entrada de la casa pudo ver que detrás de la reja que daba a la calle se encontraba el peli negro de Touya.
Ambos niños se soltaron de su mano y corrieron así al peli negro parándose a unos centímetros de la reja, Izuku a paso algo lento camino hasta la reja y la abrió con la llave que Katsuki le había dado.
—¡Touya! —gritaron emocionados sus dos hermanos mientras lo abrazaban por la cadera.
—Que tal enanos, ¿listos para ver los peces? —cuestionó el peli negro mientras revolvía las melenas de los infantes con una sonrisa en la cara.
—¡Sí! —gritaron al unísono.
—Bien, entonces suban al coche —dijo separándose de ellos y abriendo la puerta trasera del coche para que se subieran en las sillas.
Ambos niños salieron corriendo y entraron al coche para acomodarse en sus respectivas sillas y ponerse el cinturón, Dabi les cerró la puerta y miró al pecoso delante suya.
—Piensas subir, ¿o quieres qué te suba yo? —dijo mientras levantaba una ceja.
—Pudo subir por mi cuenta canoso —le respondió para molestarle un poco.
—¡Es mi color natural! —dijo sonriendo y rodando los ojos.
—Canoso —dijo para luego darle un abrazo en forma de saludo.
—Tu pelo no es el mejor parece un arbusto, lo sabes verdad —le comento el peli negro mientras le devolvía el abrazo.
—Lo sé, no hay día que no me llames arbusto —dijo con una sonrisa en los labios —. Deberías buscar más apodos aparte de ese, ya lo tengo muy visto —le habló mientras se separaba de él.
—Con que muy visto —le respondió.
—Sí.
—Entonces pensaré en otro, pero por el momento subamos al coche y llevemos a los enanos a comer y después al acuario, de acuerdo.
—Totalmente —le dijo el pecoso.
El camino hasta la pizzería en la cual comerían fue bastante ruidoso a causa de las risas que todos soltaban, Dabi sabía cómo bromear con sus hermanos, sabía como hacerlos reír de manera escandalosa, y. Joder eso le encantaba a Izuku.
