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A D V E R T E N C I A:

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A D V E R T E N C I A:

Este capítulo contiene información sensible (se hace alusión a abuso sexual, sin llegar a ser descriptivo).

Aria entró en la casa abandonada, y supuestamente embrujada con el espíritu de un ser sobrenatural que antaño también fue una cazadora potencial, sin siquiera titubear un poco. Reconocía que aún no había descubierto cómo logró que León y Mitch perdieran la cordura, pero ahora que Dante le contó la verdad, supo que su propio padre quería su cabeza.

— ¡Annalise! —gritó.

El eco resonó por toda la estancia y nada sucedió después.

La casa se encontraba completamente a oscuras, y ni siquiera la luz de la luna podía filtrarse por lo que antaño fueron las ventanas del hogar; unas que ahora estaban completamente destruidas por el paso del tiempo. Sin embargo, gracias a su visión sobrenatural pudo distinguir algunas sombras a lo lejos y pronto los chillidos de los asustadizos roedores se hicieron presentes, unidos a las pisadas de sus pequeñas patas sobre el parqué podrido mientras huían de la intrusa.

— ¡Annalise, no me hagas perder el tiempo! —advirtió.

De nuevo, el silencio la acompañó.

Estaba más que dispuesta a marcharse de allí cuando la puerta se cerró por sí sola con brusquedad, impidiéndole tal hazaña. Aria soltó una maldición que incluía al espíritu de la bruja y a sus ancestros, haciéndole saber a quién hubiera hecho eso que no le temía en lo absoluto. Además, seguía convencida de que Annalise era la causante del espectáculo.

— ¿Cómo has sabido que estaba aquí?

La voz de su padre llenó la estancia y pronto Aria pudo visualizar su silueta a través de la oscuridad. Sonrió, completamente satisfecha de su presencia. Tener la razón era divertido.

— Me costaba creer que la casa estuviera embrujada, ¿sabes? No soy fan de ese tipo de creencias aunque las respete. Pero luego recordé que a ti sí, así que este lugar es el escondite perfecto para una loba que no le tiene miedo a las historias de terror —

— Reformularé la pregunta, cachorra —comentó a regañadientes— ¿Cómo has sabido que era yo? Me he asegurado de que nadie me viera llegar a la manada, ni siquiera tú cuando vigilabas los límites como guardiana. Es imposible que lo hayas averiguado de la nada.

Aria sonrió.

— Resulta que acabo de enterarme de que tengo un lazo, ¿sabes? Dante me lo ha contado todo, así que tampoco tuve que pensarlo demasiado —respondió— Reconozco que hacer creer a todo el mundo de que León intentó matar a Camila bajo los influjos de un hechizo ha sido una buenísima estrategia, pero tu plan decayó cuando intentaste matar a Dante —añadió— Supongo que Aitor y León descubrieron que había alguien aquí y por eso decidiste matarlos, pero tu único objetivo ha sido mi destinado, ¿no?

Te regalaré un amor prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora