Una apuesta entre dioses trae a un joven estudiante universitario a vivir una vida llena de acción, muertes, aventura, amor y traiciones. Solo quiero aclarar que tal vez el personaje al principio les parecerá algo muy fuerte, pero perderá algunas ha...
Medio año había pasado, en ese tiempo descubrió que estaba en la Bahía de esclavos en Essos, un lugar muy peligroso para un niño, pero no soy cualquier niño.
Con la mente de alguien de 24 años, un arma que le siempre volvía a él no importando donde esté, la habilidad del semidiós Aquiles y aún practicando su habilidad de controlar el fuego, con todo esto a su favor logró matar a los ebrios que salían de los bares y a personas que lo intentaban llevarlo como esclavos, los borrachos eran fáciles de matar, pero los cazadores eran otra cosa, necesitaba agarrarlos con la guardia baja y usar su fuego, con el que estaba experimentado y entrenando.
Pero una noche estaba observando a un borracho salir de un bar conocido por tener esclavas sexuales que brindan servicio a criminales y piratas.
Lo vio entrar a un callejón solitario, un poco sospechoso, pero decidió seguir como todas las noches, le tiro su lanza, lanza que fue esquivada por poco, esto le sorprendió un poco, el hombre mayor de aproximadamente unos 60 años poseía un cabello canoso, bajo su capa poseía una armadura ligera de color escarlata y su característica más notable era su parche en el ojo.
-Nada mal chico, ¿tú eres el que ha estado desapareciendo personas?.
-¿y si así fuera?.
-diez de mis hombres han caído, aunque es sorprendente que sólo sea un mocoso.
-entonces es venganza lo que buscas- estaba preparado para lanzar llamas o atraer mi lanza pegada en la pared de al fondo del callejón.
-no, sólo eran tontos que no siguieron mi orden de permanecer quietos un tiempo.
-¿entonces?
-únete a mi chico, a mí y a mi organización.
-¿Qué organización sería esa?.
-Un grupo mercenario, lanzas largas, que es dirigido por mí, Oswaldo Rhegan.
Lo pensé por un momento, podría obtener experiencia luchando, pero yo no sería un sirviente de nadie.
-tengo dos condiciones.
-un joven ambicioso, bien, habla.
-No seré un sirviente.
-eres un guerrero, obviamente no serás un maldito sirviente.
-la lanza- lo dije señalando mi lanza - es mía y solo mía, esa y mi espada que la tengo oculta.
-¿Puedo saber el porqué?.
-Fue un regalo de mi padre, aunque no lo conocí se que me dejó esas dos cosas- mentí
-bien, pero algunas intentarán robarte, será mejor que las cuides... tal vez mi hijo sea uno de ellos.
Me dirigió a una posada donde había un grupo de 30 hombres cenando, pero los que parecían estar al mando eran 3 jóvenes de 18 años aproximadamente, el primero era un Moreno, con cabello negro amarrado en cola de caballo hasta la mitad de la espalda, con muchas cicatrices al descubierto y en la mano derecha llevaba un arma dothraki. Otro era un pelicafé con una sonrisa divertida, una vestimenta impecable y su armadura parecía recién pulida. El último tenía un gran parecido a Oswaldo, aunque mucho más joven, tenía una mirada curiosa, pero arrogante.
Oswaldo señaló al primer hombre - él es Radharani -
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- señaló al segundo - David Gallo -
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- señaló al último y dijo - él es mi único hijo, Gylo Rhegan, ahora todos, él es el nuevo miembro de las lanzas largas, Aquiles.
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El hijo de Oswaldo, Gylo, habló - fuiste a ver quien era el que mató a mis hermanos de batalla y volviste con un mocoso.
Su padre respondió - al parecer tus hermanos de batalla atacaron a este mocoso y el mocoso los mató.
Esto pareció llamar la atención de todos, hasta que Gylo habló - no puedo creer que hombres que han asesinado a verdaderos guerreros hayan sido asesinados por un mocoso.
Oswaldo afilo la mirada y dijo con voz de mando - no me interesa si les parece o no, el muchacho tiene talento, este talento será explotado y será uno de nosotros, PROHÍBO QUE ROBEN SUS PERTENENCIAS, ¿QUEDA CLARO?.
un grito en conjunto se escuchó - SI SEÑOR.
Oswaldo volvió a hablar - bien, mañana partiremos a nuestro campamento, ahora descansen o vayan a un prostíbulo, pero los quiero despiertos a primera hora, Aquiles pide una habitación y descansa, aun no puedes ir a esos lugares.
Yo solo asentí y fui a la posada a pedir una habitación.
7 años después
Se podía ver un gran grupo de personas peleando en Vaes Tolorro, un desierto en Essos, entre ellos sobresalía un adolescente muy alto de 13 años, con armadura de color negro, rara para los que la veían, esta solo cubría el pecho, espalda, en los muslos, sobre un pantalón negro, tenía piezas ligeras, también tenía muñequeras y placas para las piernas, su cabello plateado era cubierto con un casco igual de raro que su armadura, color negro con una cresta del mismo color, en su mano izquierda llevaba un escudo circular con un pequeño borde circular, en su mano derecha había una espada, más pequeña que la que usan los caballeros y tenía otra enfundada en su cintura.
Uno a uno iban cayendo sus oponentes, su cuerpo estaba bañado en sangre, su imagen asustó a sus oponentes tanto que ordenaron retirada, en ese momento Aquiles se detuvo, no le vio la necesidad de seguir matando cuando se estaban retirando, bueno fue así hasta que alguien gritó.
-AQUILES DERRIBA AL JINETE, ES UN CAPITÁN DE LOS HIJOS DEL VIENTO
Odiaba al hombre que habló era Gylo Rhegan, un idiota sádico que se creía tener el mando de las Lanzas largas cuando su padre muriera.
Bueno él había gritado su nombre tan fuerte que sus enemigos lo habían escuchado, esto le serviría para aumentar su ya grande fama.
Desenfundo su espada, que se convirtió en su preciada lanza, la alzó, dio unos pasos y la lanzó. A una gran velocidad la lanza quedó incrustada en la cabeza del hombre a caballo, que cayó al suelo sin vidas, sus hombres que vieron toda la escena corrieron despavoridos con un solo pensamiento "Aquiles es un monstruo".