62 - Escape De La Fortaleza

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De la misma manera en la que antes las Gerudo se habían preparado para defender su fortaleza de Link, ahora se posicionaban para una nueva batalla. El problema era que esta vez las cosas serían un tanto diferentes.

"¿Qué sucede Habee? ¿Monstruos?"

Preguntó la líder, quien acababa de llegar junto a los dos extranjeros y la pequeña hada del bosque.

"No exactamente, mi señora..."

Respondió ella señalando hacia el cielo, donde se podían divisar dos figuras que se aproximaban en las lejanías.

"¡Arqueras! ¡Prepárense! ¡Ballestas en posición!"

Ordenó Nabooru haciéndoles señas a sus seguidoras. Ellas obedecieron y de inmediato todas tomaron posición de ataque listas para defender su hogar hasta el final.

Sheik entonces se le acercó y comenzó a susurrarle al oído para que solo ella pudiese escucharla.

"Nabooru, escúchame... Debes guiar a Link al templo ahora"

"Lamento decepcionarte mi amigo, pero no pienso ir a ninguna parte... Mi gente me necesita ¿Qué no lo ves?"

"Lo sé... Pero por el bien de tu pueblo, Hyrule y el mundo entero... Link debe llegar a ese templo"

"¿Y quieres que me vaya así, sin más? ¿Abandonarlas a todas?"

Replicó mostrándose un poco más molesta con las palabras del joven. Rápidamente este posicionó su mano en el hombro de la mujer tratando de calmarla y darle apoyo.

"Yo me quedaré en tu lugar"

"¿Qué?"

"Guiaría a Link yo mismo, pero solo tú conoces el camino... Pero lo que si puedo hacer es guiar a las Gerudo en la batalla... Moriré defendiendo a tu gente"

Dichas palabras resonaron en la mente de Nabooru por unos segundos. Ella confiaba en el Sheikah al punto de que le confiaría su propia vida. Sin embargo no estaba del todo segura de confiarle la vida de su pueblo.

No tenían mucho más tiempo, y lo mejo sería que se fueran antes de que el ataque llegara para que el Héroe del Tiempo pudiese pasar desapercibido.

"Bien"

Dijo finalmente ella llegando a su conclusión final.

"¡Hermanas! ¡Es fundamental que el Héroe del Tiempo llegue al Templo Espíritu! ¡Sheik las ayudará en la batalla contra lo que sea que se avecina!"

Gritó ella dirigiéndose hacia su pueblo, quienes la escucharon si cuestionar. Entonces se acercó antes mencionada Habee y le habló directamente posicionando una mano en su hombro.

"Las dirigirás en la batalla hasta mi regreso... Escucha a Sheik"

"Sí mi señora... Espero que ese Hyliano esté a su altura"

"Oh, tranquila... Lo está... además de que puede ser de mucha utilidad... Si lo que dice Sheik es cierto, él podría terminar con la maldición que hay en el desierto"

Miró entonces a Link de pies a cabeza antes de continuar hablando, aunque esta vez con un susurro que solo la otra escuchó.

"Y de ser así, estaría más que complacida en recompensarlo, ju, ju, ju..."

Sin entender a qué se refería con eso último, Link miró confundido a la Gerudo, quien simplemente le guiñó el ojo. Algo en el interior del joven lo incomodó al ver eso, sonrojándose un poco en el proceso y mirando hacia otro lado.

Nabooru rio y simplemente le hizo una seña al héroe para que la siguiera.

"Mientras ellas distraen a lo que sea que se avecine, nosotros escaparemos por una salida secreta que lleva directamente al desierto... Sígueme"

Sin perder más tiempo, los dos corrieron al interior de la fortaleza seguidos por la pequeña hada.

Los túneles de la fortaleza parecían un laberinto interminable, claro que la líder de las Gerudo conocía los caminos a la perfección. En tan solo unos dos minutos, llegaron a un pasillo sin salida.

Link no dijo nada. Decidió esperar a que ella actuara antes que hacer preguntas. La mujer, por otro lado, se acercó a la pared y presionó uno de los ladrillos, confirmando las sospechas del joven. Cuando hizo esto, una puerta secreta se abrió en el muro. Una fuerte luz irradió del otro lado, revelando que se trataba del exterior.

Ahí se podía observar la extensión del infinito mar de dunas. El calor era notorio, pese a que el viento soplaba con fuerza. Era una vista hermosa sin duda, pero muy mortal. De hecho, a varios kilómetros de ahí se podía observar enormes nubes de tierra que tenían forma de huracán. Se trataba de una tormenta de arena. 

"¡Vamos!"

Gritó ella y con determinación, Link la siguió. Se estaban por adentrar en la difícil tarea de cruzar el Desierto Gerudo.

<<[O]>>

Con Link y Nabooru fuera del campo de batalla, Sheik y Habee miraron al frente, donde pudieron ver que las dos figuras ya estaban cerca y se aproximaban a toda velocidad.

En cuestión de un minuto, las dos figuras llegaron a la fortaleza, y como dos meteoros impactaron en las arenas del desierto. Ahí, se mostraron como dos personas encapuchadas que comenzaron a inspeccionar el área buscando algo.

"¿Dónde está el Héroe del Tiempo?"

Cuestionó la primera con una voz aguda y desgastada. El silencio fue todo lo que recibieron como respuesta, y al ver que las Gerudo no hablarían, la segunda de ellas le murmuró a la primera:

"Parece que quieren jugar, Koume..."

"Si es lo que ellas quieren, Kotake..."

Ambas se retiraron sus capuchas revelando sus rostros. Se trataba de dos ancianas Gerudo idénticas, con largas y puntiagudas narices, piel marrón desgastada (al punto de tener un tono verdoso), enormes ojos saltones y cabello blanco. Las dos iban vestidas de la misma manera, con túnicas negras y una gran gema coronando las diademas de sus frentes. La única diferencia entre ellas era que las joyas de la llamada Koume eran bellos rubíes, y las de Kotake eran elegantes zafiros.

Además, no eran simplemente mortales. Se trataba de dos brujas de enormes poderes, quienes se encontraban levitando cada una en una escoba. 

"¡Desearán no haberse revelado contra nosotras! Es una pena que las Gerudo no le sean fieles a su rey

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"¡Desearán no haberse revelado contra nosotras! Es una pena que las Gerudo no le sean fieles a su rey..." 

"¡Pagarán por su traición! ¡Ahora se enfrentarán a los temibles poderes de las hermanas hechiceras, Twinrova!"

Y alzando sus brazos, las gemelas usaron su magia para crear monstruos de las arenas del desierto. Lizalfos, Stalfos, Dinolfos y Moblins. Todas las criaturas corrieron al ataque para invadir la fortaleza de las ladronas.

"¡Ataquen!"

Exclamó Sheik. De inmediato llovieron las flechas acabando con varios de ellos, claro que eso no sería suficiente. Muchas de las criaturas lograron pasar sin problemas y llegaron hasta los muros, donde trataron de escalar. Las Gerudo recargaron sus arcos y les dieron una segunda lluvia de flechas, pero no de nada servía, porque monstruos no paraban de salir.

La guerra recién comenzaba.

THE LEGEND OF ZELDA: OCARINA OF TIME - LA NOVELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora