persona random de mediana edad en el bus

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Un titular en el periódico ya puede intentar ser sensacionalista que ya no se lee con sorpresa; "66 muertos en una riada","la bolsa se desploma por tercera vez consecutiva". Suena todo tan frívolo, tan lejano, tan poco al alcance de las manos. Y si, en realidad da pereza.
La persona de mediana edad que abre un periódico a las 7:34 de la mañana en el asiento delantero de un autobús, esa misma que se sentaba frente a la pizarra junto al profesor en el colegio, pasa las páginas rápidamente hasta encontrar la sección del tiempo y el horóscopo, entonces, sólo entonces se recrea, hasta tenerlo todo visto. Lo dobla y lo aparca. Saca el móvil. Lee un Twit o un cotilleo en Whatsapp; " el culo de tal famosa se revaloriza aún más", "al señor Maspons lo sacaron del cuello del bar del pueblo donde cenaba porque se negó a simplificarle el trabajo a la camarera". Y por primera y última vez en el día las pupilas del lector se contraen en señal de sorpresa por el descubrimiento que acaba de hacer. Su día acaba de empezar y ya ha encontrado una excusa para explayarse y aburrir al personal lo que dure la jornada laboral. Deja algo para cuando vuelva a su casa y se encuentre con su familia. Nadie puede quedarse sin su porción diaria de queja filosófica, de estar actualizado de lo que le ocurre a esa persona, directa o indirectamente.
Y los titulares de los más afamados periódicos se suceden día tras día, sin pena ni gloria, y los cotilleos a nivel local y personal estallan en grandes y escandalosas muestras de interés. Y la vida sigue tal cual o peor que ayer, pero llueve más o menos al gusto de todos.

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