CAPÍTULO 8: THE SAND BAG (PART I)

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—— THE SAND BAG ——

Davina se apoyó en una de las paredes mientras se cruzaba de brazos a la espera de que Johanna despertara

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Davina se apoyó en una de las paredes mientras se cruzaba de brazos a la espera de que Johanna despertara. La protectora había mantenido su atención en aquel lugar, aquel apartamento era tan grande como cuatro o tal vez cinco de las habitaciones que había en el templo, y una de las cosas que la gustaba de la nueva sociedad no solo era el hecho de que ahora todos podían ser prácticamente quienes quisieran, sino también la libertad que había ganado la mujer. Costaba creer que antes todo lo que hacían estaba prohibido, pero ahora esas prohibiciones eran casi imposibles de imaginar para los mortales, aquella realidad que hubo en el pasado era como una historia ficticia que había llegado a ser inverosímil.

—No me jodas.— Murmuró Johanna al ver frente a ella a Sueño, mientras que Davina se encontraba en sentada en una silla mirando a todas partes con cierta curiosidad, como si pudiera encontrar algo en aquel desorden. —¿Cómo me habéis encontrado?— Preguntó mientras cambiaba su expresión, intentando ocultar la conmoción que para ella significaba el sueño o mejor dicho el recuerdo que había tenido.

—Estabas soñando, pero no era solo un sueño, ¿verdad?— Alegó Morfeo mientras la miraba con obviedad. —Era un recuerdo.— Garantizó mostrando su habilidad para conocer las pesadillas y anhelos de todas las criaturas. —Normal que no puedas dormir.— Puntualizó sabiendo que la peor parte de los sueños, era cuando los recuerdos se mezclaban con los sueños.

—Tal vez no me lo merezco.— Se quejó la humana creyendo que era castigo suficiente sus sentimientos de culpabilidad, no quería que esa culpa la siguiera incluso cuando no era consciente.

—Tal vez no, pero yo puedo remediarlo.— La informó el señor de los sueños, esperando que realizando un trato con la hechicera podría conseguir que se le devolviera la bolsa con su arena.

—Siempre y cuando encuentre tu arena.— Puntualizó Johanna comprendiendo cuál era el trato que Morfeo estaba insinuando, un trato verdaderamente justo.

—Para encontrar algo aquí adentro haría falta más magia que la que puedes invocar.— Intervino Davina haciendo entender que buscar algo en aquel desorden sería como buscar una aguja en un pajar, aunque asumía que no iba a ser imposible. La sugerencia que Sueño la había hecho a Johanna era más que tentadora, un trato para no volver a soñar con aquella tragedia, muchos no tenían aquella suerte, por lo que era una oportunidad que sin duda no podía dejar escapar.

—Miraré en el despacho.— Se limitó a decir mientras se levantaba con la intención de ir a una de las habitaciones que estaban cerradas. —Procurar no limpiar mientras tanto.— Añadió sarcásticamente.

—Te acompañamos, tienes un don para desaparecer.— Respondió Sueño haciendola ver que esta vez no se iba a escapar con tanta facilidad como lo había hecho anteriormente.

—Muy bien, pero si este desorden os altera ya verás mi despacho.— Garantizó mientras se acercaba a la puerta más cercana a Davina, permitiéndoles entrar, haciendo ver al eterno y a la protectora el desorden que había y la diversidad de objetos que allí había, algunos seguramente eran mundanos, otros en cambio, no parecían ser tan mundanos.

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐒 ||ᵗʰᵉ ˢᵃⁿᵈᵐᵃⁿ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora