ෆ C U A T R O ෆ

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27 de abril de 2020.
Loretta.

—Sube al auto.

—Ithan, te dije que...

—Voy a llevarte y tú vas a dejarme.

Abrió la puerta de copiloto para mí. Cerré los ojos y me deslicé en el asiento, lo sentí un minuto después encender el auto.

—Ponte el cinturón.

Abrí los ojos para nada divertida con esto, eché mano al tirador de la puerta, no obstante; los cierre bajaron como detonados por mi ademán.

—¿Qué sucede?

—Dije que voy a llevarte a casa, ponte cómoda.

Solté un suspiro desmesurado, decidí ponerme el cinturón.

—¿Qué diablos quieres? —solté, enfurruñada .

—¿Qué parte del «no» no entiendes?

Giré mis ojos reconociendo la canción

—Vete con quién te dé la gana.

—Lo siento, ya no me la sé más —se carcajeó saliendo del estacionamiento.

—Yo tampoco —admití, el cólera desistía.

—Muy bien, asunto solventado —susurró divertido, sabía que se refería a mí.

La conversación cesó, curioseé su coche y di con el característico pino aromatizante, ese que se pone colgando del espejo. Este es de color bermejo, no sé si es eso pero su coche tiene un olor agradable.

—Neithan se vuelve loco todos los días preguntando por ti —se refiere a su hermano.

—Yo también quiero verlo y revolver su pelo.

—No es un niño chiquito, además, puedes hacerlo con el mío.

Alcé una ceja mirándolo de soslayo, de pronto sus puños se apretaron en el volante y no salí disparada solo por el cinturón. Él rezongó alguna palabrería y solo alcancé a ver la mitad del coche que había violado la señal de tránsito y dobló en U a toda velocidad, invadiendo el recorrido de Ithan.

Las bocinas de las vehículos detrás de nosotros se dispararon, Ithan se obligó a retomar la marcha.

—Malditos, no piensa que de ninguna manera no les gustaría perder a alguien de ese modo.

Alargué mi mano hasta su rodilla y le proporcioné una caricia decorosa.

—Está bien, estamos bien.

Se paró en un semáforo y giró su cabeza en mi dirección.

—Lo siento.

—No es tu culpa, ¿vale? —me asintió mirándome pero estando muy lejos de mí. Acaricié su pierna, su mano derecha tomó la mía y la apretó—. ¿Pasa algo?

—Los recuerdos.

Inmediatamente supe el rumbo de sus pensamientos.

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