Baby, why?

𝟩

Luego de mi despedida con la madre de Jake, comencé a pensar seriamente en todo lo que llegamos a hablar en ese momento. Los rumores de su locura eran, de cierto modo, mi culpa.

Miré la hora en el reloj, y pude relajarme al ver que este marcaba las 9:30 pm. Supuse que papá llegaría en cualquier momento, por lo que decidí ponerme mi pijama más cómoda y holgada, sopesé un poco en si irme a dormir ahora o después. Sin embargo, no decidí ni lo uno, ni lo otro, pues opté por sentarme en el sofá a mirar la primera temporada de Stranger Things, además de que mi padre había olvidado su copia de las llaves en casa y no quería interrumpir mi ciclo de sueño, además, Gretta estaba dormida, por lo que preferí no molestarla, ya que sus labores en casa estaban más que hechos.

Agudicé mi oído en cuanto oí un auto apagar sus motores en la entrada, me sorprendió la puntualidad de Henry. Pues había quedado de regresar antes de las 10 pm. Comencé a caminar hasta la entrada a pasos lentos, mientras arreglaba mi cabello los toques en mi puerta no se hicieron esperar, cada vez más insistentes.

—Un momento—exclamé con irritación ante la prisa de papá, tomé el pomo de la puerta y la giré.

No, no era Henry Gamble, era Jake, justo frente mí. Con la mirada fría y con un aura tensa envolviendo todo su cuerpo.

Me molesté al pensar la probabilidad de que Eleanor haya faltado a su palabra y fuera directamente hacia su hijo a contarle mi visita en su pastelería.

—¿Qué haces aquí?—pregunté algo sorprendida, e incómoda.

—Vaya—dijo luego de mirarme por 20 segundos en completo silencio—. Así que regresaste, al menos sé que no estoy completamente desquiciado. Lo que me enoja es saber que hasta mi propia madre conspira en mi contra. Al parecer puede mentirme a la cara solo si tú se lo pides; tuve suerte de verte salir de la pastelería.

Reprimí un suspiro cargado de alivio, ella no me había delatado. A pesar de que eso afectaría directamente su relación con su hijo. Sus palabras no destilaban veneno, pero me indignaba saber que él esperaba que me lanzara a sus brazos apenas volviera.

Mi corazón latía con rapidez, mis manos sudaban y cabeza pensaba en miles de escenarios en los que yo le gritaba por haberme fallado, por haberme dejado esperando al menos una llamada. Estaba tan furiosa, estaba decepcionada... Sí, esa era la palabra. Comencé a calmarme, no tenía que hacer una escena por nada. Así que inhalé aire lo más que pude, y hablé.

—No estoy aquí por voluntad propia, fue un viaje de último momento—confesé a secas. Sin embargo, no pude evitar que esa oración saliera de mi boca sin siquiera pensarlo. Vi su mirada perder un poco del brillo que traían consigo hace un momento, así fuese enojo, mis palabras lo habían hecho bajar la guardia.

—Lamento eso.

No pude responder nada, pues sus lamentos sonaban sinceros. No obstante, me eran innecesarios, así que tomé la poca valentía que tenía y le hablé con firmeza, odiaba darle vuelta a los asuntos, no tenía paciencia para ello.

—Park, si solo viniste a esto, yo me retiro. Estoy algo cansada—traté de zanjar el tema con mirada inexpresiva. Aunque por dentro, las verdades quemaran dentro de mi boca con ganas de salir. Intenté cerrar la puerte, pero me detuvo colocando su pie.

Vi como sus mejillas se teñían de rojo probablemente por la rabia, él también tenía cosas que decirme.

Soltó una carcajada llena de amargura—. Es gracioso. ¿Sabes algo? Yo también estuve cansado 365 días por 6 largos años, Valerie. —me miró fijamente, y continuó—. Fueron dos mil ciento noventa días agotadores llenos de rabia. También fueron días lúgubres, completamente descoloridos para mí y con la incertidumbre comiéndome las entrañas.