11

11 2 1
                                    

Hace 9 años

El reloj marcaba las 5:30 pm. Era 27 de Noviembre, un día antes de que empezara una de las fechas más esperadas por los estadounidenses.

Era época de acción de gracias, una fecha muy especial en la familia Gamble. Agradecían lo que tenían y lo que no, también agradecían tener una familia llena de amor y prosperidad; sobretodo prosperidad.

La infancia de Valerie fue relativamente feliz, tenía todo lo que un niño de 12 años podía desear. Juguetes, amigos, cero preocupaciones, y una familia unida... O eso pensaba.

El dinero nunca había sido un problema, pues estaban en la cima, económicamente hablando, claro.

-Vamos cariño. Tienes que lavar tus manos antes de comer-dijo Sheila, besando su frente.

-Pero mami-bufó, mientras que con una mirada ansiosa miraba el pie de calabazas que yacía en la mesa

-Pero nada, hazle caso a tu madre, cariño-interrumpió Henry, pasando por el umbral de la puerta. Soltando su maletín-. ¿Dónde están los dos amores de mi vida?

-¡Papá! -la pequeña Valerie corrió hacia su padre a envolverlo en un cálido abrazo.

Él amaba a su familia, estaba dispuesto a trabajar día y noche, por el simple hecho de que vivieran una vida plena y sin cavilaciones.

«Sin embargo, su amor por la madre de su hija era más que incondicional, quizás no tuviera una descripción exacta. Porque definitivamente esa palabra era minúscula ante los sentimientos de Williams. Sin lugar a dudas, amaba a su hija, pero, aunque sonara egoísta, sus afecciones por Rivers era incomparables.

-Volviste pronto-comentó Sheila con una sonrisa, besando su mejilla con gentileza.

-Sabes que este día es especial. Ahora, andando, no podemos perdernos ese desfile en Manhattan-vociferó con optimismo

Los tres se dirigieron al aeropuerto con entusiasmo, cantaron, tararearon y rieron en el camino. Sheila estaba satisfecha con todo lo que había logrado hasta el momento, pero ella nunca estuvo plena con lo que había logrado, y quizás nunca lo estaría completamente. Siempre fue una mujer codiciosa y egoísta, aunque desprendiera un aura amorosa, completamente apacible; jamás lograría ver más allá de su deseo de poseer una gran fortuna, y llenar de envidia a sus amigas de los clubes a los que asistía con rigurosidad.

Indudablemente, Brooke no siempre fue de esa forma, sabía de ante mano, que un niño nunca nace malvado, lo enseñan a serlo. Ella había tenido a la mejor maestra, su madre, Tanisha Rivers.
Había sembrado poco a poco la ambición en su pequeña hija, enseñándole que el matrimonio era un negocio en el cuál decidías si ganabas o perdías, ciertamente, poco después habría cedido ante las habladurías de su madre, convirtiéndose en un retrato vivo de su progenitora.

Luego de unas pocas horas de viaje, habían llegado a su destino, Nueva York. Era una tradición familiar pasar el thanksgivings en casa de los abuelos, aunque para la madre de Valerie esto no fuera grato, pues, los padres de Henry odiaban a su nuera. Para ellos la ambición de Brooke no había pasado desapercibida, de primera instancia, ellos se habían opuesto al matrimonio. Sin embargo, sabían que la decisión escapaba de sus manos, así que solo les quedaba masticar y tragar.

Habían decidido pasear por el Times Square antes de llegar a la casa de los señores Gamble. Mientras hablaban de trivialidades, Sheyla habló en dirección de su hija

-Cariño, ¿Quieres comprar un helado?-preguntó la madre, con una sonrisa completamente cariñosa, refiriéndose a la tienda de helados que estaba a menos de 5 metros de distancia . Su hija asintió en respuesta, reiteradamente-. Bien, ve -sacó un billete de 10 de su bolsillo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 28, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Baby, why?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora