VIII-A

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Joder, después de lo que había pasado, el Instituto, Iria se había quedado sin poder ir a un Instituto de no se donde me dijo, algo francés parecía pero por suerte en el del pueblo todavia quedaban plazas y le habían dejado hacer la inscripción.
La lleve de vuelta a casa, el camino de vuelta fue incómodo sobre todo teniendo en cuenta que me dio un abrazo, la misma que me echo de un bar y me odiaba, no me esperaba para nada esa nuestra de afecto pero tampoco pensaba tomarmelo bien, yo no necesitaba el cariño de nadie, solo me tenía a mi mismo y eso me bastaba.

La deje en su casa y se fue sin despedirse aunque tampoco la mire, con mirada seria y actitud decidida aparque fuera y deje entre en casa.

Hoy me habían dejado descansar de la librería pero dije que no me importaba no hacerlo, me gustaba pasar tiempo allí y ver a los niños felices de llevarse cuentos y otros no tan niños llevandose libros no muy apropiados a su edad pero no era ilegal hacer eso.

Me saque el ordenador y me puse a ver el mercado en bolsa, yo realmente estudiaba una carrera de analista de bolsa financiera, básicamente, pulsar un dos botones y ganar dos millones, así funcionaba, pero lo hacía de pocas cantidades ya que la carrera no la había acabado y a eso había venido ese año.

Mientras miraba el correo me llegó un mensaje al Gmail de una cuenta que no tenía un nombre en concreto solo ponía la letra “a” repetidas veces.

“Te espero en su bar en 20 minutos”

No sabía quien era ni que querría pero desde luego no se si querría ir a averiguarlo, pero como suelen decir, la curiosidad mató al gato, y eso me iba a pasar.

A falta de 15 minutos estaba sentado en la barra, Iria no trabajaba hoy porque no estaba por allí, mire la situación y la verdad no vi a nadie sospechoso hasta que unos segundos después entró un tipo trajeado y con un maletín, quizás trabajaba con mi tío y vino ha matarme por rechazar su “trabajo”.

-Supongo que eres el que me ha mandado el correo. -
-Yo solo soy el mensajero-

No quería mirarle, ni si quiera quería saber cómo era físicamente.

-Ves a esta ubicación a las 21:00, solo, y por si acaso, sin armas.- el tipo me dio una tarjeta, se levantó y se fue con toda la normalidad como si de nada se hubiese Tratado.

-Hay que joderse..... -me levante y me fui.

Mientras seguía analizando el mercado y habiendo conseguido 8.000 dólares con una venta el teléfono fijo empezó a sonar.
-Aiden. -conteste.

-Hola Señor Aiden, me presentó soy Selena, dueña del orfanato Honeyroom, le informó que su hermana esta alojada aquí, y acabamos de enterarnos de su existencia, si quiere venir a recogerla le esperaremos...... -

“Su hermana.... Su hermana.... Su hermana..... ”

Varias veces sonaron esas dos palabras en mi cabeza.

-¿Señor?
-Eh si, disculpe, iré ahora mismo no se preocupe. -

Esto no podía estar pasando, debía ser una broma, nunca me dijeron donde estaba mi hermana y ¿ahora de repente me llaman? Todo era raro pero mi corazón se aceleró solo de pensarlo.

Me arregle el pelo rápido como pude y me vesti con camisa manga corta de color blanco y pantalones cortos negros.

Pensé en parar en una tienda a comprarle un regalo pero no sabía que le gustaría después de mucho tiempo, lo único que sabía era que tenía 7 años menos y que llevaba 8 sin verla. Era increíble que esto pasase.

Me subi al coche y acelere todo lo rápido que pude poniéndome en la autovía, iba a conocer a mi hermana, ¡joder! Que emocionante, estaba realmente nervioso, igual no me reconocía, o no me quería o no le gustaba, todo tipo de pensamientos me abrumaban la mente y me ponían cada vez más nervioso.

Gritame en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora