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Esto no era una alucinación ¿verdad?, quizá por el hongo que le había mostrado Kirishima, pero no lo había tocado así que no podía ser. Iluminó el lugar con el farol de mano que llevaba y con precaución lo tocó, sintiendo el cascarón liso en su mano derecha, quiso colar sus manos por los costados para sacarlo pero una sola rozada del tronco en sus dedos vendados de la izquierda le recordó sus huesos rotos y retiró su mano respingando por el dolor. Si no podía sacarlo de ahí, entonces llamaría a alguien que sí, de todas maneras era mejor decirles al cenizo y al dragón lo que había encontrado. 

Él no tenía problemas en orientarse, pero cuando era algo importante se ponía nervioso y terminaba perdiéndose —además que estaba oscuro—, por lo que, como medida de precaución, decidió amarrar una soga al tronco del árbol para poder volver. Realizando un encantamiento sencillo pero trabajoso para él, hizo aparecer una soga larga, la amarró al tronco del árbol y sujetando un extremo se encaminó al lugar donde estaban los chicos.

En lo que su mente maquinaba una forma de decir lo que había encontrado, llegó al lugar. Eijiro esta comiendo una tajada de tarta de arándanos de la canasta y Katsuki chequeaba lo que había encontrado con la lista, parece que ya tenía todo. Cuando estaba llegando el cenizo volteo a verlo y el pelirrojo le ofreció una tajada de tarta.

Rechazó amablemente el postre diciendo que no tenía apetito, lo cual era verdad, su estómago se había removido por los nervios que tenía de decirles acerca del huevo. Todos sabían sobre lo protectores que eran los Bakugo con su gente al igual que los dragones, ¿Cómo les decía al príncipe Bakugo y al Kirishima que un huevo de dragón el cuál probablemente fue robado de sus padres se encontraba metido dentro del tronco de un árbol?. No tenía ganas de ver a un dragón enojado.

— ¿Por qué llevas esa cuerda Midoriya? —bueno, al menos no empezó él.

— Ah... bueno es que- en el árbol.. d-dentro del trarb- digo- del tronco... e-eh- ei uh eubo —terminó por decir. 

Eijiro ladeo la cabeza y Katsuki enarcó una ceja.

Soltó un largo suspiro.

— Síganme —indicó caminando de regreso siguiendo la ruta de la cuerda hasta el lugar donde estaba amarrada.

Llegaron al árbol con un hueco en el tronco donde estaba el huevo. Deku les señaló con el farol para que se asomaran y acercó el objeto al hueco.

— No sé cómo es que llegó aquí, solo lo encontré

Ambos chicos se sorprendieron al ver el huevo, Eijiro se alejó preguntándose una y otra vez en su cabeza "¿Qué hace aquí? ¿cómo?", Katsuki con su magia amplió el hueco para poder sacarlo sin llegar a quebrarlo, aún si estos tenían el cascarón grueso no quería arriesgarse.

Una vez lo tuvo en sus brazos fuera del más que oscuro agujero en el que estaba metido, Eijiro se acercó a verlo mejor junto a Izuku, no había podido verlo bien porque se alejó apenas supo lo que era.

El huevo era color celeste perlado, con brillitos esparcidos en su liso cascarón, no se veía ninguna imperfección salvo en la parte cercana a la punta, una rajadura no tan grande pero que no parecía superficial se veía.

— Bakugo... debemos llevarlo a la isla nido

— Ya sé idiota... pero hay que asegurarnos de que aún este vivo y entregarle a la pelo gusano sus malditas plantas

— Creo que esto es más importante —respondió con el ceño fruncido. Eijiro era muy protector con las crías y huevos de dragón, al igual que su madre.

— No es como si pudieras llevarlo volando de todas formas, si o si tendremos que ir por tierra —objetó el cenizo. Llevar el huevo volando como estaba sería peligroso, debía estar calientito y en un lugar blando, aparte aunque Eijiro lo lleve en su boca seguro lo mordería por accidente, cuidar de cosas frágiles no iba mucho con el dragón, en especial si había algo que le molestaba.— irás a entregar las plantas a Kinkōya y luego a Draenia para informar sobre esto

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