12

980 125 14
                                    

—¡Deku!

El cenizo llamaba al pecoso en las afueras de la casa, le preocupaba, pues este frío, si bien no era nada para él, para el peliverde sería mucho, más aún ahora que salió a la nieve en la helada noche y sin su saco, gorro o guantes.

Rodeó la casa y en la parte trasera de ésta fue donde lo encontró. Estaba hecho una bolita sentado y temblado con la cabeza oculta entre sus brazos. El llanto que soltaba le hizo querer llorar a él también.

Se acercó al chico y lo cubrió con su capa para abrigarlo. Intentando brindarle apoyo, lo atrajo hacia él y lo envolvió en un cálido abrazo, Izuku se aferró con fuerzo al ceniza, ahogando su llanto en el pecho de este.

Pasaron un rato así, Katsuki arrullándolo y dándole calor, Izuku tratando de dejar de llorar.

—L-o sien-to —dijo entre hipidos el pecoso.

—¿De qué te disculpas? Ella es la que está mal, así que no digas eso

—No... y-yo... no pensé que reaccionaría así... perdón, no debimos venir ¿verdad? —lo último lo preguntó en un hilillo de voz.

—... —no sabía que responder a eso.

—Vayamos a Kinkōya o Nofuto, será mejor

—Esta casa no es el único lugar que hay en Helagerfia, Izuku, podemos ir a las islas heladas o a las montañas... Sin embargo, si de verdad quieres irte, está bien —habló con voz suave, tranquilizando al muchacho.

—En realidad, no... no quiero irme... no conozco todo Helagerfia, ella nunca me llevó a las islas heladas o a más altura porque hacía mucho frío

Katsuki gruño al escuchar el "ella".

—Nos quedaremos acá entonces, buscaré una posada para pasar la noche. Puedes dormir ahora si quieres

Izuku asintió acurrucándose más.

Sintiendo a su prometido dormir, lo levanto con cuidado en sus brazos, cubriéndolo bien con la capa para que no se enfríe y regresando al interior de la casa a recoger sus cosas. Había dejado la puerta junta, por lo que solo tuvo que abrirla empujando con su pie, hubiera sido de una patada pero cuando llegaron vio como al pecoso le brillaban los ojos al ver la puerta así que no lo hizo.

Dentro estaba Inko de pie esperándolo, en cuanto ella vio a su hijo en brazos de ese hombre apretó los labios y desvió la mirada.

—Por si le incomoda. —habló fríamente— nos iremos de aquí. No se preocupe por su apellido que en poco tiempo será un Bakugo —dirigió su vista al peliverde durmiente.

Al ver que no respondería, solo fue a dejar un momento al peliverde en el sillón para poder subir el costal con su equipaje a la alfombra.

—Yo no eduqué a Izuku así...

Katsuki frunció el ceño ante lo dicho. ¿Seguía con lo mismo?

—Pero tampoco le enseñé a odiar... era un niño muy bueno y pensé que seguiría el camino recto

—¿Qué es un camino recto para usted? —gruño sin mirarla.

—...el camino que para mí es correcto —corrigió— Yo enserio no quiero que sufra

—Diga lo que quiera, pero hoy he sido testigo de cómo ha hecho llorar a Deku y lo echó de su familia

La madre miró a su hijo, estaba el rastro de las lágrimas en su rostro y tenía sus ojos hinchados.

De verdad, que mala madre era. Pensó apretando su falda.

—Déjame disculparme, déjame disculparme con mi Izuku... con los dos—pidió.

Lista de DeseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora