✔ᴠᴜᴇʟᴛᴀ ᴀ ʟᴀ ᴀʀᴇɴᴀ✔

11;

Epílogo: Parte 1

Prim abrió sus ojos celestes de golpe, sus respiraciones eran rápidas, irregulares, agitadas del miedo que había sufrido, el sudor le resbalaba por su pálida cara y el corazón le iba a mil por la adrenalina y el miedo mezclados; en pocas palabras estaba MUY asustada.

Estaba a oscuras, pero a pesar de estar a oscuras reconocería ese lugar en cualquier momento; estaba en su cuarto, tumbada en su cómoda cama con las sabanas revueltas y lo mejor de todo, estaba viva y a salvo en su casa en el Distrito 12. Su mano se movió instintivamente hacía su cuello donde debería estar el corte que le había hecho Elijah, empezó a palpar su cuello empapado de sudor frío, pero no encontró nada, su cuello estaba perfecto y liso sin nigún corte o cicatriz. A pesar de su confusión no pudo evitar sonreír. Al subir las persianas la luz inundó la habitación iluminandolo todo, sin dejar rastro de la oscuridad que la había rodeado segundos antes. Observó su habitación y vio el libro de "Los Juegos Del Hambre" que habían escrito sus padres y Haymitch después de la rebelión, encima de su revuelta cama escondido entre las sabanas y abierto por la página de la muerte de Finnick Odair, vencedor del Districto 4, "sex-symbol" del antiguo Capitolio, marido de Annie Cresta la joven la cuál le había dado segundo nombre, amigo de sus padres y el padre de Finn. Prim se había quedado dormida leyendo el libro esperando que le ayudaría a comprender mejor a sus padres, le ayudaría a entender lo que sienten. Entonces se dio cuenta... Todo ha sido un sueño, una terrible y aterradora pesadilla en realidad... Gale no es presidente, Cornelia Ámber Snow no existía o al menos no había intentado matarla... Y Finn está vivo y a salvo en algún lugar del Distrito 4.

Al pensar eso una suave sonrisa de dibujó en los labios de la morena, estaba feliz, Finn estaba vivo y a salvo. Pero una pequeña parte de ella estaba triste y algo decepcionada. Esa pequeña parte de ella deseaba que lo habían vivido, mejor dicho soñado, en la gruta fuera real. Esa pequeña parte de su ser deseaba con todas sus fuerzas que ese "Te quiero!, que ese beso que habían compartido en la gruta; fuera real. Pero no lo era; era una simple pesadilla que la había hecho temblar de miedo.

Prim sacudió la cabeza intentando espantar esos pensamientos que aparecían en su mente sin querer. Y abrió la ventana de par en par y una suave y fresca brisa otoñal movió su pelo moreno y revuelto. Hacía un buen día el sol estaba en el cielo sin nubes a su alrededor, las hojas que aún no se habían caído del árblo brillaban por el contraste de las gotas de agua, miró al suelo y vio el suelo mojado, había llovido por la noche, sin poder ni querer evitarlo tomó una respiración profunda por la nariz y cuando el olor de la tierra mojada entró en su nariz una sonrisa se dibujó en su rostro. Le encantaba ese olor le hacía sentirse relajada, feliz, viva...

Prim apoyó sus codos en la cornisa empapada por las gotas de lluvia, no le importaba mojar las mangas del pijama pero cuando el agua fría atravesó la tela fina del pijama e hizo contacto con su piel mucho más caliente gracias al calor del interior de la casa un escalofrío recorrió su espina dorsal. Apoyó su cabeza sobre sus manos, mientras observaba en silencio el paisaje pensaba en el sueño, ese sueño tan aterrador que le había hecho darse cuenta de algo. Ella en la vida siempre había estado segura y protegida, siempre había vivido en un mundo de paz, de tranquilidad... Y de monotónia... Su vida era un rutina, siempre hacía lo mismo, siempre lo correcto y evitaba las equivocaciones como si fueran una vergüenza... Nunca tomaba los riesgos, siempre iba a lo seguro... Pero una vida yendo directamente a lo seguro sin tomar riesgos no es una vida. Ahora quiere vivir, reír, disfrutar del momento sin preocuparse por el futuro que les depara a ella y a todos sus seres queridos, quiere tomar el riesgo de tomar un atajo que parece peligroso y divertido al mismo tiempo, quiere equivocarse y aprender de su error, quiere arriesgarse y confesar sus sentimientos al mundo sin vergüenza alguna, quiere vivir con riesgos y limitaciones todo al mismo tiempo, quiere dejar huella en este mundo y en las personas que hay en él, quiere amar y ser amada. Quiere vivir de verdad y ser feliz.