Odio los preguntones, esas personas que te interrogan por cualquier cosa. ¿Por qué son así? ¿Acaso no conocen la libertad? Dios, realmente los odio.
-¡¿POR QUÉ NO PUEDEN DEJARME EN PAZ?! ¡¡ES SOLO UN TATUAJE!! -grité sacando todo el odio de mi ser.
Noté como ellos se voltearon a verme, creo que levanté un poco la voz, ups.
Talia: ¿Y por qué no les dices la verdad?
-Me llevarían al loquero enseguida, duh.
Nara: Cierto, nadie se lo creería... ¿Pero no le hablaste de nosotros a tu amiga? -ladea la cabeza mirándome.
-Ah, ¿Jum? Ni de coña, ya no somos amigas. Me mintió, me cae mal, además, ella fue la que se alejó sin motivo alguno... -cierro mis puños con algo de rabia, arrancando algún trozo de hierba del suelo.
Aliza: A ver... Es normal que la gente se pregunte por un tatuaje -con la vista perdida en el cielo.
Jezt: ¿Por qué les resulta extraño? Si se ven que son nombres.
-No es porque sean nombres... Sinó de quiénes son; si digo que son personajes me dirán que los enseñe, si digo que es de un libro me pedirán el título, si digo amigos me matan o me pedirán fotos. Estoy acabada...
El silencio que se formó en segundos me taladra la cabeza. Siento una pequeña presión en el pecho que se hace cada vez más insoportable.
Talia: Y si les dices que... Somos... ¿Los personajes de tus dibujos?
Talia se robó la mirada de todos.
Nara: Talia, ¡al fin has dicho algo coherente! -se abalanza sobre la demonia dándole un inmenso abrazo.
Talia: ¡No me trates como si fuera estúpida!
-Es que lo eres... -dije susurrando, casi murmurando, por desgracia me escuchó de todas formas.
Talia: ¡Hey!
Aliza: Siempre igual... -sonriendo.
Jezt: ¿Y que esperabas de ellas? -riéndose.
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